Contigo
Capítulo 21

Capítulo 21:

POV: Mónica.

Cuando el sol por fin sale, decido levantarme, miro la mancha roja en las sábanas y muevo la cabeza.

Al intentar caminar al baño siento una pequeña punzada, diablos, espero eso no suceda siempre porque disfrute lo de anoche pero este dolorcito es algo incómodo.

Me meto a la ducha y el agua tibia relaja mis músculos, salgo, me coloco una camisa de botones y un jean.

Al bajar, Alonzo está en la sala revisando su teléfono, levanta la vista y al verme sonríe y camina hacia mí, me toma de la cintura y me da un beso.

“¿Cómo amaneciste?”, dice con una sonrisa llena de picardía.

“Un poco adolorida, pero bien, vamos a desayunar”

Nos tomamos de la mano, caminamos al comedor, el abuelo y Martha nos saludan sonrientes, sin embargo, Mario está muy serio.

Decido no darle importancia, seguramente algo tiene, hablaré con él después.

Hablamos durante el desayuno y planificamos acompañar al abuelo a las bodegas, una vez terminado el desayuno, nos preparamos para salir.

Vamos en un todoterreno a la bodega, Alonzo conduce, el abuelo va a su lado dando indicaciones mientras Mario y yo vamos atrás.

Esta hacienda es más grande, las bodegas están muy retiradas de la casa principal y es mejor para el abuelo movilizarse de esta manera, él y Alonzo van en una amena charla.

Noto que Mario no solo está serio, está muy molesto, así que decido hablar con él.

“Oye, ¿Estás bien?”

Me mira y suelta un suspiro.

“Sí”, me contesta sin decir más.

“Sabes que soy tu amiga y puedes contarme lo que sea ¿Verdad?”

Vuelve a verme, pero rápido aparta su mirada

“Sí, claro, amiga”, dice con un tono que me parece extraño.

Miro que Alonzo me ve por el retrovisor y le sonrió, el me devuelve el gesto.

Al llegar a las bodegas, camino agarrada de la mano de Alonzo y cada vez que nos detenemos y el abuelo nos explica algo.

Alonzo me abraza por la espalda apoyando su mentón en mi cabeza y a veces me da uno que otro beso en la mejilla.

Él suele ser tierno, pero hoy está más tierno de lo normal y eso me gusta.

Al final el abuelo dice que se tiene que retirar para ir a firmar unos papeles y nos deja a los tres en las bodegas. Veo que una vez que el abuelo se va, Mario hace lo mismo.

“Oye ¿A dónde vas?”, le pregunto a mi amigo.

“Tengo cosas que hacer”, dice muy serio y sigue su camino, Alonzo me da un beso en el cuello.

“No sé qué le sucede, se ve molesto”, comento viendo a mi amigo irse.

“Está molesto”, dice Alonzo dándome otro beso en el cuello, giro en sus brazos para verlo de frente.

“¿Cómo lo sabes?”

“Esta mañana me vio saliendo de tu habitación, me reclamo prácticamente por lo de anoche porque nos escuchó”

No puedo evitar sonrojarme.

“¿Estás hablando en serio?”

“Sí, igualmente lo reprendí”

“¿Por qué hiciste eso?”

Lo miro con el ceño fruncido.

“Amor, las habitaciones están insonorizadas, era imposible que alguien nos oyera a menos que pegue su oreja a la puerta. Mi habitación está al lado de la tuya y no se escucha absolutamente nada, nos espió y esta mañana se atrevió a reclamarme, él es el hijo de la ama de llaves, entiendo que tu familia les tenga aprecio, pero eso no le da el derecho al ni a nadie de espiarnos, lo reprendí y le aclaré qué se ocupará de sus asuntos”

“Soy una hermana para él, es natural que se preocupe”, le digo con un puchero.

“Amor, te aseguro que él no te ve como hermana, me reclamo como quien reclama por su mujer, tu no lo eres, eres mía”

Me da un beso algo posesivo y lo apartó un poco, me mira con el ceño fruncido.

“Estamos en las bodegas los trabajadores nos verán”

“No me importa, qué vean que eres mía y yo soy tuyo”

Sonríe y me da un pequeño y casto beso.

Le doy un recorrido por las bodegas y le explico lo que se hace aquí hasta la hora del almuerzo.

Volvemos a la casa, Alonzo sube a su habitación y yo voy a la cocina. Antes de entrar, escucho que Mario y Martha están discutiendo.

“Mamá, es que tu no entiendes, ese chico solo está jugando con ella”

“No, tú eres el que no entiende, él tiene razón, tu solo eres el hijo de la empleada, Mónica está fuera de tu alcance, ese muchacho y ella son de la misma clase social, tú no, no puedes estar con ella”

“Pero me ha gustado desde siempre, para el amor no hay clases sociales”

“Eso es lo que venden las películas hijo, la realidad es otra, su papá y su abuelo jamás dejarían qué te acerques a su preciosa niña”

“Pero mamá”

“Pero nada, hijo, busca una chica que este a tu alcance, entiendo que Mónica es muy linda pero no es para ti”

Yo no puedo creer lo que escucho, Mario está enamorado de mí, yo lo miro como un amigo o un hermano, yo amo a Alonzo y no tiene nada que ver las clases sociales, eso jamás me ha importado.

Subo a mi habitación algo confundida cuando Alonzo me intercepta en el camino.

“Oye, ¿Estás bien?, te ves pálida”

Levanto la vista y veo esos hermosos ojos azules preocupados por mí, toma mi rostro entre sus manos y lo examina.

“Estoy bien, solo algo cansada”

“Ven, te llevo a tu habitación para que te recuestes, aún falta mucho para el almuerzo”

Llegamos a mi habitación, me ayuda a quitarme los zapatos, es tan tierno, me recuesto y él se acuesta a mi lado atrayéndome a él para que apoye mi cabeza en su pecho.

En definitiva, no me enamoré de Alonzo por lo que económicamente tiene, me enamoré de él por estos detalles, siempre me está cuidando y poniendo mis necesidades por encima de las suyas.

Me quedo ahí recostada en su pecho escuchando los latidos de su corazón mientras él acaricia mi cabello.

Un par de horas después, Martha golpea a la puerta y se asoma.

“Oh, lo siento no los quería interrumpir”, dice apenada al vernos recostados y abrazados.

“No interrumpes nada, descuida”, le digo levantándome.

“El almuerzo está listo”

Nos sonríe aún apenada, Alonzo se levanta y me toma de la mano antes de salir de la habitación.

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