CEO, mímame
Capítulo 68

Capítulo 68:

«Ya hemos roto hace tiempo, no es lo que piensas».

Ella dijo la verdad y si él lo cree o no, era su decisión.

«¿Ustedes dos que alguna vez tuvieron una relación discutiendo un proyecto? ¿De qué hablaron?» preguntó Andrew.

Sarah no podía creerlo y lo miró fijamente. Entonces, ¿De verdad no la creía? Oh, cielos, ¿Era tan poco de fiar?

Ah, de nuevo, a sus ojos ella no era nada, ¿Por qué iba a creerla?

«No crees lo que digo y me culparás si no lo digo. ¿No crees que te estás contradiciendo?».

Quizás estaba equivocada, el departamento de marketing es mucho mejor. Al menos había más libertad. Ahora tiene que vivir bajo su mirada, ¿Qué clase de vida laboral tendría ahora?

«¿Qué pruebas tienes para que te crea? Melissa dice que Bruce se pasa todo el día intentando estar a solas contigo para hablar del proyecto. Entonces, ¿Es esta la razón por la que querías supervisar este proyecto?».

Sus palabras eran sarcásticas y condescendientes, lo que quería decir era que ella nunca debería haber aceptado el proyecto del Grupo Randall y no debería haber vuelto a relacionarse con Bruce.

«He dicho que no, ¿Por qué no me crees? Andrew, creía que eras muy bueno conmigo y que me llevabas en el corazón. No esperaba que pensaras así de mí. Hablas de mí y Bruce, ¿Entonces qué hay de ti y Emily? ¿No somos iguales?»

¿Por qué tenía que llevar las cosas a tal extremo? ¡Esto lo arruinará todo para todos!

Sarah se frotó la frente, el enfado le estaba provocando dolor de cabeza.

Esto se estaba volviendo insoportable.

Andrew cerró los ojos y volvió a abrirlos. Parecía frustrado con esta explicación: «Si hay algo entre Emily y yo, ¿Por qué querría casarme contigo? Todos somos adultos, ¿Crees que me importa el viejo?».

Sarah estaba desconcertada y no entendía qué quería decir con estas palabras.

Justo en ese momento, Andrew abrió el cajón y sacó un móvil nuevo, se lo entregó a ella:

«Ya he introducido la información de todos tus contactos. Sin mi permiso, no debes tener ningún otro contacto adicional. Si lo descubro…».

Antes de que pudiera terminar la escalofriante amenaza, Sarah hablo.

«¿Cómo puedes ser tan poco razonable? ¿Ni siquiera tengo derecho a guardar un contacto?».

¿Y si era un cliente? Cuando un cliente la llamaba, ¿Tenía que recordar todos sus números y luego recordar quién era la persona que llamaba?

«¿Para qué sirve tu cerebro entonces? ¿Estás sorda?»

Sarah estaba mirando el teléfono y, con estas palabras, se le resbaló la mano y el teléfono cayó sobre la mesa con un fuerte golpe.

«¿Qué he dicho? He dicho que no, sólo cuando yo esté de acuerdo podrás hacerlo».

Sarah tomó el móvil y salió del despacho.

En su escritorio, estaba tan disgustada que quería matar al hombre que llevaba dentro de una patada.

Pero el hombre interior puede verla claramente, ¡No puede hacer nada sin que él se dé cuenta!

No se molestó e inmediatamente configuró su contraseña para evitar que ese hombre navegara por su teléfono. Cuando miró su lista de contactos, allí estaban:

Andrew, Padre, Anne.

¡Tres! Tres contactos.

¿Cómo podía decir Andrew que había transferido sus contactos? ¡Qué ridículo!

Sarah estaba tan enojado que no podía mantenerse en pie. Andrew dijo que ningún otro contacto a menos que él está de acuerdo. ¿Y qué pasaba si él no estaba de acuerdo?

Se sintió sofocada y aplastada por el peso en el pecho.

Se desplomó sobre la mesa y no sabía cómo levantarse para trabajar.

Al mismo tiempo, el hombre del despacho seguía mirando sus forcejeos.

Con este ajuste en el trabajo, Sarah necesitaba acostumbrarse a las nuevas exigencias.

Ya no tenía que ocuparse de los asuntos del departamento de marketing. Debía haber más cosas qué manejar en su nuevo nombramiento como la secretaria asistente.

«Señora, por favor, haga copias de estos documentos. Son necesarias para la reunión de después. Tengo que hacer un viaje al Grupo Randall».

Sandy le entrega los documentos a Sarah, pero Sarah se aferró a él por lo que dijo al final.

«¿De verdad te has hecho cargo del proyecto del Grupo Randall?».

«Sí, el director me lo dio».

Sarah estaba preocupada por Sandy porque Bruce no es alguien fácil de tratar.

El cambio en el Grupo Randall se debió enteramente a ella. Al principio fue Melissa y no cedieron ni un ápice. Era obvio que estaban decididos a proteger sus intereses.

Fue cuando ella se fue lo que afectó a sus planes e interrumpió el tempo de Bruce y le hizo cambiar de opinión.

Hasta ahora ella se estaba haciendo una pregunta. Si ella hubiera aceptado el intercambio de Bruce, ¿Seguirá existiendo este proyecto?

Esto era el efecto mariposa.

«¿Señorita? ¿Hola? »

Sandy agitó la mano delante de su cara y Sarah recobró el sentido.

«Oh, adelante, yo me encargo de estos». Se rio torpemente ya que había perdido la compostura.

Sandy se rio: «Vale, iré yo entonces. Si hay algo con lo que no estés familiarizada, llámame».

En cuanto Sandy se fue, se oyó un ruido.

Andrew empujó la puerta, se ajustó la corbata y la miró: «¿Están listos los materiales? Empieza la reunión».

Mirando los documentos que tenía en las manos, se apresuró inmediatamente a hacer copias para la reunión.

Después de hacer las copias, lo que le pasó a Sarah en la sala de conferencias fue peor que el infierno.

Cuando tuvo que presentar, abrió el archivo equivocado y tuvo que volver a su mesa para recuperarlo.

El material que Andrew necesitaba, en realidad ella lo tomó del borrador no deseado. Por suerte Andrew estaba preparado y tenía sus notas escritas a mano por lo que presentó directamente las novedades.

Se olvidó de añadir la bolsita de té al té que a Andrew le gusta beber y le sirvió una taza de agua caliente. La reunión se paralizó.

Nunca había visto la expresión de asombro de Andrew.

Una simple reunión y todo lo que podía salir mal, salió mal.

«Se acabó la reunión de hoy. ¡Adelante!»

Con el anuncio de Andrew, todo el mundo dio un suave suspiro de alivio, se estiró y salió arrastrando los pies de la sala de conferencias. Parecían aturdidos y cansados.

«Ven conmigo». Cuando casi todos se habían marchado, Andrew hizo una señal con los ojos apuntando al exterior y llamó a Sarah.

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