Casi perfecta -
Capítulo 3
Capítulo 3:
Si ese es el hombre con el cual me voy a casar me encanta, es frío, algo rudo y se impone.
Que cosa más rica que esa puedo pedir.
No negaré que cuando dijo que mató me asuste, pero no se lo deseo a nadie pensar que pueden dañar a la persona que amas.
Y se nota que detrás de ese hombre rudo, un ser puro está escondido para mí.
El agua relaja mi cuerpo y solo intento recordar para que esté vacío, ya pasé. Sí debo decir o describir como soy empecemos por el físico.
Soy de estatura promedio, pelo color chocolate no por natural, sino por tinte. Mis ojos son color miel, pero algo verdoso y algunas pecas se dejan ver de vez en cuando.
Tengo unas lindas lolas y un trasero bonito, pero no mucho de pechos o sea, si tengo, pero no es algo que pasen mis pechos y luego yo, eso no.
Mi carácter, bueno es algo complicado.
Dicen que me parezco a mi mamá y ella si es ruda.
Yo trato de ver el lado bueno a la vida no me gustan las injusticias y soy sentimental. Rara para el mundo donde se mueve mi padre, pero soy la oveja negra.
Hermanos, tengo uno, es más grande y está casado, todo un ejemplo.
Yo estudié psicología infantil y pedagogía, pero cuando salí de graduarme…
No sé qué pasó, no lo recuerdo mucho, sé que tuve una pelea con mi padre, pero no recuerdo… Creo que de allí en más no recuerdo muchas cosas.
Salgo de la tina, me coloco la bata, algo complicado porque siento y miro mi tatuaje.
“Libre” dice, es que así soy de pensamiento y de alma, nada me define.
Salgo él está allí colocando cosas en un bolso.
“Ya estoy lista, ¿Todo bien?, ¿Qué haces?”, le pregunto mientras tomo ropa que veo en la cama, segura es mía.
“Es que vamos a tomar la carretera así descansas, pero saldremos ya. Ponte esto”, dice y él me da una sudadera.
“¿No podemos comer? Es que…”.
“En el camino”, dice y toma un arma de la cabecera de la cama y la guarda en su cintura.
“¿Está todo bien?”, pregunto, ya que parece que escapamos.
“Si, solo apúrate”, me dice y sale de la habitación, es como si evitara estar conmigo.
Me visto cómo puedo. Se nota que está algo distraído, ya que me dejó aquí sola sabiendo que me duele el cuerpo.
Respiro, pero un golpe en la puerta me detiene de lo que hago.
“Si ¿Quién es?”, pregunto.
Del otro lado la voz de una mujer.
“Señorita, ¿Puedo pasar?”, pregunta.
“Si, pasa”, la señora entra y cierra.
“El joven me dijo que venga ayudarla”.
“Sí, por favor”.
La señora toma la camiseta, me la pone por encima y me ayuda con las zapatillas, ya que no puedo hacerlo.
“¿El Señor está abajo?”.
“Está con los guardias ¿Quiere que lo llame?”.
“No, está bien, es…”.
En eso él entra muy apurado, toma el bolso y me tomó de la mano. Casi dejó la señora con la palabra en la boca y él apresura, pero me duele el cuerpo.
“Despacio, me duele”
Él se frena y me mira.
“Más te va a doler si nos encuentra aquí”, caminamos y subimos a la camioneta.
Conduzco, debo salir de aquí.
Mi padre quería entregarla por la empresa hace mucho.
Él está tras esa automotora, pero la enemistad con los Hokis no lo dejaba apropiarse de ellas.
Ahora, el tenerla secuestrada era la carta perfecta para él, no para mí.
Mi propósito es otro, es saber lo que es capaz de hacer Ihlar por ella y esta carta de la amnesia no será por mucho.
Mientras sabré que es lo que lo cautivo a ese pedazo de mierda y si mi venganza se saborea mejor haciéndola sufrir mejor, ya que en mi caso que jamás volverá a creer en el amor.
“¿Qué pasa con tu padre? Sé que no lo recuerdo, pero no creo que sea algo malo. Tú no dejarías que pase algo malo ¿Verdad?”, pregunta.
Esa seguridad que ella tiene en mí me abruma. En momentos parece que en su conciencia perdida se imaginó un amor totalmente el cual no encaja conmigo.
“No dejaré que nadie te haga daño. Tú misma lo dijiste, si te salvé de un accidente así, sería capaz de hacer cualquier cosa”.
Ella sonríe y toma mi mano que está en la palanca de cambios del auto.
“Sabes, lo que me parece extraño es que no tengo un anillo aquí”.
La miro y es verdad, no lleva ningún anillo seguro se le calló en el choque o no sé.
“Lo sé y eso lo soluciona”, le digo serio y con disimulo saco mi mano de debajo de la suya.
“Cuéntame ¿Cómo me pediste compromiso?”, pregunta es una maldita broma como mierda se le ocurre esta clase de preguntas justo ahora.
“Eso es algo que…”.
Ella me interrumpe.
“Deja, sé que es mi culpa que no lo recuerde, pero tengo una idea mejor”, dice.
“¿Si, cuál?”, pregunto mirando la carretera.
“A partir de este momento todos los recuerdos serán nuevos. Nada de lo que ya pasó importa, haremos como que recién nos conocemos y deberás conquistarme como la primera vez”, dijo.
Mi mandíbula se aprieta creo que sí pusieran a diez hombres frente a mí.
Los mataría sin problemas, pero el papal de conquistador no me va.
“No lo sabes, pero no es lo mío lo del amor, contigo fue algo diferente”.
Ella sonríe y se cubre la boca.
“Qué alegría saber que mi chico no es un mujeriego”, dice.
Ella me dice que le gustan las aves, que si tuviera que ser una segura sería un Halcón.
Esa es mi ave favorita solo que no lo sabe,
¿No sé por qué pienso en esto?
Como si me la fuera a quedar.
“Esto es venganza, nada más un juego”, me repito en mi mente.
Mientras hablaba sin parar la observó como si de verdad fuera todo inocencia. En eso mi móvil suena es mi padre.
“¿No lo tomarás?”.
Cortó la llamada desde la pantalla del auto.
“No”, responde.
Seguimos, ella mira por la ventanilla y solo pienso en mi plan. Hasta que ese hermoso silencio fue interrumpido…
“Tengo hambre ¿Podríamos comer algo?” pregunta.
“Si, buscaré un restaurante”.
“No, mira allí, ahí un lugar de hamburguesas vamos”.
“En la calle ¿Quieres comer en la calle?”.
“Si claro mi nueva yo comerá en la calle”.
Me estaciono y la camioneta es bastante llamativa. La negra mate es una camioneta poco probable que pase desapercibida.
Ella baja y sin casi dar tiempo a nada, bajo rápido.
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