Casi perfecta -
Capítulo 22
Capítulo 22:
Él se marcha.
No comprendo nada pero voy al camarote, veo una computadora y carpetas.
Al ver, son cuentas de banco locales, de puntos de ventas, acciones papeles de propiedades y sobre todo la lista.
¿Qué lista?
La lista donde mi padre tiene sus enemigos.
Es mucho.
Mi madre la cual no está bien él aparece así dejándome todo y ella, ella que ahora está más lejos de mí que antes.
Llegamos, mi padre se fue hacia otro lugar no y miro que ve a mi madre no puedo permitir que ahora él esté con ella, sé que puede ser una fachada.
Al llegar, debo hablar con Anna, es la única que puede ayudarme pero dolerá y mucho ya que si digo la verdad pongo en aviso.
Ahora no quiero esto, solo quiero mantenerla alejada de mí y así poder seguir con mi plan de acabar con mi padre
Al llegar a la casa miro el reloj, son las 7 de la noche y hace un día que me fui.
“¿Hola quien está por aquí?”, pregunta.
“Hola”, respondo
La voz de Luz viene desde arriba. Miro y ella está bajando la escalera. Parece lista para salir pero sé que está en reposo.
“Debo hablarte de algo, unos días estaré fuera pero…”.
“Solo te esperaré para decirte en tu cara que me marcho y que no huiré de ti. Solo quiero que comprendas que entiendo tu punto y que ahora ayudaré a mi hermana, cuidaré de mi madre y…”, me dice.
“No dejaré que vuelvas con Ihlar”, le reclamo.
“Eso no es tu decisión. Ahora ayudaré a mi hermana y sé que tú también la ayudaste y muy bien”.
“Solo quiero que estés bien. Solo…”.
“Solo la besaste y no me lo dijiste, ella lo hizo por ti. Y por lo que veo Ihlar no es el único que se confundió”, me dice.
“No…no eso…”.
Pensé en sacarla de su error pero la verdad ahora quizás es lo mejor quizás duela menos si se enoja y se marcha.
“No dirás nada. Así que es así, estás con ella, por eso no dejaste que esto siga. Según tú, tu madre y no sé qué mil mi%rdas más te impedían estar conmigo pero no con ella”.
“Solo la estoy ayudando no es amor y sabes que…”, ella levanta sus manos.
“No, esto empezó mal y si no terminamos aquí seguirá, pero te tomo tus palabras ahora. No puedes dejar nada por mí y la verdad, es que yo no quiero dejar nada por ti. Adiós y que tú vida sea todo lo que quieras”.
Ella camina hacia la puerta y voy tras ella pero me detengo la miro y aún no puedo creer que este amor solo sea de hermanos.
Porque duele como si fuera mucho más.
…
Me repito:
¿El por qué deje que pasará de nuevo?
Me repito que debo ser fuerte, debo poder hacerlo hoy.
Por no creer en mí, por no dejar que pase lo malo o lo bueno pero al menos dejar que pase.
¿Si lo niego?
No lo niego, lo amo pero debo saber que él no es un hombre que ame, no sabe no quiero o no le da la gana.
Mi hermana me lo dijo todo y dijo que lo beso pero que no tenía importancia y le creo.
Llámame tonta pero lo creo.
Debo creer en alguien para no estar tan sola.
Si, lo deje, pero no porque no tenía la valentía para quedarme, sino que él no merecía tenernos.
“Luz estás segura de lo que…”.
Miro a mi hermana, ella está en el barco y ya vamos de regreso. Ya lo deje atrás.
“El ya no es parte de mi vida Anna”.
“Luz pero él…”.
Ella mira mi v!entre y sonrió. Al menos eso me quedo.
“El cómo tú le dices me tendrá a mí y si quieres a ti”.
“Claro que quiero, claro que me quedo”.
Ella me abraza y solo me deja abrazar sin saber que lo necesitaba tanto me quedé allí tratando de que la fuerza que ella me transmite en los ojos se pegue un poco en mí.
Él me hizo daño, me dejó herida pero no muerta.
Miro el mar y me aparto de ella.
El mar me deja ver en su reflejo esos recuerdos que nada podrá borrar. Lo dejé atrás y esa es una decisión no es fácil, pero ahora mi vida va cambiar.
Debe cambiar.
…
Ya en la ciudad…
“Pasa ven ponente cómoda”
Entro a su departamento, es muy bonito y acogedor y sobre todo, frío como ella.
“Mira, hoy dormirás aquí en la cama principal y ya mañana dejaré tu recamara lista”, me dice
“No te preocupes, yo pensé que quizás podríamos ir a vivir a lo de mamá, al menos yo quiero estar allí antes de irme”, le digo.
“¿Luz estás segura de marcharte así? Yo quiero estar cerca”, me pregunta.
“No puedo quedarme y enfrentar. No quiero explicar, no quiero verle no quiero”.
“Lo comprendo”.
“Mira, deja que aliste la casa de Vancouver. Es una ciudad hermosa y tú y el bebé estarán bien”.
“Debes ayudarme en lo que te pedí”.
Ella abre sus ojos aún hoy no cree que sea capaz.
“¿Estás segura? Mira que puedo mantenerte a salvó sin la necesidad de esto”.
“Quiero paz y eso solo me lo dará una cosa”.
“Está bien llamaré al abogado para mañana tenga todo listo para la firma ¿Sí?”.
“De acuerdo”.
La noche llegó dormimos hablamos mucho le conté todo de mamá para que al verla sepa que no te dará mejor amor que el de ella.
“Mañana la veras”.
“Espero que si, no soy buena con estas cosas ya lo sabes”.
Ella me mira se hace la dura pero no lo es.
“¿Te duele aún?”, ella me miró y se quedó detenida como si algo recordara, ese recuerdo doliera.
“Él siempre me va doler”
“Sabes que si duele es porque todavía…”.
Ella se para y me dice.
“Ahora solo pensamos en ti, si nada más importa yo puedo con todo”.
Ella se acuesta a mi lado y sin saber cómo nos dormimos.
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