Capítulo 971:

Por fin, miró a Neil y dijo: «Todavía no he conocido a Brian, así que no puedo emitir un juicio sólido. Sin embargo, puedo sentir que se avecina un gran cambio en Blebert. Ya no podemos pasar por alto a la familia Nash. Tenemos que estar atentos».

Neil frunció los labios con disgusto.

Durante décadas, las cuatro familias principales habían gobernado Blebert. Neil siempre había soñado con derrocarlas a todas y poner a las numerosas familias más pequeñas bajo su control. Si la familia Nash ascendía, ¿no alejaría aún más sus sueños?

Por supuesto, mantuvo oculta esta ambición. Si Aelfric se enteraba, Neil sabía que podría meterse en serios problemas.

Chloe luchó contra la realidad de la situación. Nunca había considerado a la familia Nash con seriedad, siempre había situado a Tiffany como un mero accesorio para amplificar su propio brillo entre la élite. Para ella, Tiffany no era más que un peón en un juego mayor.

La idea de que la familia de Tiffany adquiriera poder e influencia llenaba a Chloe de pavor. No podía tolerarlo. Su resentimiento ya había crecido desde que descubrió que Tiffany podría ser la célebre doctora Riss.

Así que Chloe expresó sus dudas, diciendo: «Aelfric, ¿estás seguro de que no lo estás pensando demasiado? Si Brian se convirtió realmente en alguien importante, ¿cómo pudo mantenerse alejado de Blebert durante tanto tiempo? ¿Cómo ha podido ignorar a su mujer y a su hija todos estos años?».

Aelfric respondió: «No conozco las razones y no especularé». La miró con seriedad.

«Pero confío en mis instintos. Tendremos que ver a Brian por nosotros mismos para entenderlo».

Luego, Aelfric le dijo a Gerry al otro lado del teléfono: «Gerry, tengo que recordarte: si Brian se presenta en la puerta de la familia Nash con una identidad formidable, tu vida podría dar un giro a peor.»

Gerry tragó saliva, una oleada de inquietud lo invadió. Temblaba de miedo, luchando por encontrar las palabras.

La advertencia de Aelfric seguía presente en sus pensamientos. A lo largo de los años, se había metido con Tiffany. Ahora que Brian regresaba, no podía evitar preguntarse hasta dónde llegaría para hacérselo pagar.

Brian siempre había sido una fuerza a tener en cuenta. A pesar de su comportamiento tranquilo y su sonrisa amistosa, no tenía piedad con los que se cruzaban en su camino.

Tras una pesada pausa, Gerry consiguió balbucear: «Aelfric, mi… mi hijo y yo estamos dispuestos a seguirte todo el tiempo que quieras. Por favor, déjanos permanecer a salvo bajo tu protección».

Aelfric sonrió satisfecho, con una sonrisa socarrona curvándole los labios. Había intentado poner nervioso a Gerry con sus palabras, asegurándose de que le seguía siendo leal. Y lo había conseguido.

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