Capítulo 955:

Landen también estaba preocupado. A sus ojos, Marissa era casi angelical, intocable. Pero, ¿qué pasaría si muchos niños se presentaran, reclamándola como su madre?

La sala estaba llena de ansiedad. Las caras de todos reflejaban su profunda preocupación por Marissa. Sin embargo, a pesar del peso de todo, Marissa mantuvo la calma y una expresión firme.

«Nos ocuparemos de ello cuando ocurra», dijo, con un tono uniforme que no dejaba traslucir la preocupación que claramente sentía.

No le preocupaba su reputación ni lo que pensaran los demás. No importaba quién fuera el padre, si los niños eran suyos y llegaban hasta ella, los aceptaría. Los criaría, pasara lo que pasara.

Lo que atormentaba a Marissa era la idea de niños con su ADN, perdidos y desconocidos, vagando por algún lugar fuera de su alcance. La idea de que cualquiera de ellos fuera manipulado o utilizado por la oscura organización como meras herramientas o experimentos le retorcía las entrañas de espanto.

Aunque ella no los había engendrado y aún no existían lazos afectivos entre ellos, le dolía el corazón pensar en esos niños. Mientras llevaran sus genes, no podía soportar la idea de que se quedaran sin un hogar seguro o un futuro brillante, abandonados a merced de los villanos.

Sabía que tenía que llegar al fondo de la situación de Lawrence y Lindsay. Si existían otros niños como ellos, era su deber encontrarlos. Los criaría, los guiaría y los protegería, porque, al fin y al cabo, eso era lo que significaba ser madre, aunque su relación se hubiera forjado en la sombra.

En la pantalla, el ceño de Paul se arrugó de preocupación. Su preocupación era palpable y sus profundos ojos reflejaban el peso de la situación.

Su hija era brillante, una mujer con muchos logros, y no podía soportar la idea de que se convirtiera en objeto de escarnio público o se viera arrastrada a algo tan feo.

Pero admiraba la forma tranquila y calculada en que estaba manejando todo. Su sabiduría brillaba incluso en medio del caos.

Después de escuchar a Marissa, dijo: «Marissa tiene razón. No tiene sentido preocuparse. Tenemos que ir paso a paso. Encontraremos a todos los descendientes posibles de la familia Nash y los traeremos a casa. Estos niños son parte de nuestro legado. Es nuestro deber asegurarnos de que no queden abandonados en el mundo, vulnerables a peligros invisibles».

Luego, tras una breve pausa, añadió: «Marissa, Connor y tú ya estáis legalmente divorciados. ¿Habéis hablado de cómo vais a criar a Lawrence y Lindsay?».

Marissa era muy consciente de la desaprobación de Connor por parte de Paul, y también sabía que su padre se empeñaba en devolver a Lawrence y Lindsay a la familia Nash. Pero en cuanto a la propia Marissa, prefería que los niños se quedaran con la familia Daniels.

Al fin y al cabo, la familia Nash se enfrentaría de frente a la turbia organización a la vuelta de Paul. Los niños correrían peligro si estuvieran con ellos. Sin duda estarían mucho más seguros si se quedaban con Connor.

«Aún no lo hemos hablado en detalle», dijo Marissa con cuidado, tratando de no disgustar a su padre. «Arabella les tiene mucho cariño y han desarrollado un profundo vínculo. Si me los llevara a la fuerza, se le partiría el corazón. Creo que es mejor que se queden con la familia Daniels por ahora. Arabella ya tiene noventa años y siempre ha sido muy amable con Tiffany y conmigo. No soporto ponerla en ningún tipo de apuro».

Paul se quedó sin palabras. Aunque Connor no le caía bien, tenía una excelente impresión de Arabella. Ni que decir tiene que tampoco quería disgustar a la anciana.

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