Capítulo 888:

El sudor resbalaba por la frente del ayudante mientras balbuceaba: «Jefe, usted… tiene que prepararse. La explosión destruyó tanto a Lily como el ataúd de cristal».

«¿Qué acabas de decir?» estalló Q, agarrando a su ayudante por el cuello, con los dientes apretados por la furia. «Repítelo. ¿Qué ha pasado?»

El ayudante, jadeando mientras Q le agarraba con más fuerza, consiguió graznar: «Jefe, la explosión ha destrozado a Lily. Se ha convertido en polvo».

Q tenía la mirada perdida, como si tratara de asimilar la horrible noticia. Abrumado, gritó: «¿Cómo ha podido ocurrir? ¿Quién ha sido?»

«Fue Tiffany», informó el asistente. «Dominó a los guardias fuera de la cámara frigorífica, irrumpió con explosivos y destruyó el ataúd de cristal de Lily».

Aturdido por la gravedad de la revelación, Q retrocedió tambaleándose, con la desesperación palpable. Sacudió la cabeza y murmuró para sí: «¡No, no puedo creerlo! Es imposible. No puede haber ocurrido. Mi hija… está esperando a que la reanime».

Q parecía haber envejecido décadas en un instante. Su pelo, antes gris, parecía aún más pálido y su fuerza menguaba. Mientras se tambaleaba, estuvo a punto de desplomarse sobre la cubierta, sólo para ser sostenido por el ayudante, que se disculpó compasivamente. «Jefe, lo siento mucho».

«¡Fuera de mi camino!» La furia de Q estalló sin control. Empujó al ayudante a un lado y se tambaleó hacia la salida, con sus subordinados siguiéndole.

Marissa se quedó atónita, incapaz de asimilar la impactante noticia. Nunca había imaginado que Tiffany fuera capaz de un acto tan dramático e inesperado. Las acciones de Tiffany no sólo habían aniquilado a la hija de Q, sino que también habían destrozado sus esperanzas y su obsesión. Esta forma de venganza era un cruel golpe psicológico, mucho más devastador que la muerte.

A los ojos de Marissa, el acto despiadado de Tiffany era a la vez impactante y emocionante. Mientras los demás veían a Tiffany como alguien tímido y amable, Marissa sabía la verdad: Tiffany era ferozmente valiente y sin complejos.

Tras una breve pausa, Marissa corrió tras Q. Si Tiffany había reducido a Lily a polvo, sin duda Q buscaría venganza, y Tiffany necesitaría protección. Marissa tenía que encontrarla rápidamente.

Cuando llegaron a la cámara frigorífica, la escena era caótica. La zona donde había estado el ataúd de cristal de Lily era ahora un enorme agujero. El suelo a su alrededor estaba lleno de polvo fino, lo que hacía casi imposible distinguir qué partículas eran de Lily y cuáles del ataúd.

Q entró tambaleándose en la fría habitación, con la mirada fija en el polvo. Abrumado por la pena, se desplomó y se hundió en el suelo.

Sus manos recogieron el polvo mientras gritaba angustiado: «¡Lily! ¡Lily! ¡Hija mía! ¡Mi querida hija! Ah…» Sus gritos de desesperación resonaron por toda la habitación, y nadie se atrevió a moverse ni a ofrecer consuelo.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar