Capítulo 861:

Hoy han finalizado su divorcio, y el proceso se ha desarrollado a la perfección, sin ningún contratiempo. Marissa miró la sentencia de divorcio y un profundo suspiro se escapó de sus labios antes de mirar a Connor.

Sin embargo, la expresión de Connor había cambiado. Ya no parecía el mismo de hace unos momentos. En su lugar, parecía severo y tranquilo, muy parecido al comportamiento que tenía cuando se conocieron. Esta mirada le daba la impresión de estar enfadado.

Marissa quería decirle que no había necesidad de enfadarse. Su matrimonio había sido una farsa y, ahora que había terminado, debían considerarse afortunados y centrarse en el prometedor futuro que tenían por delante.

Sin embargo, dudaba que esas fueran las palabras que Connor quería oír, así que permaneció en silencio.

Connor dobló rápidamente la sentencia de divorcio y se la metió en el bolsillo. Marissa, bajando la mirada, estaba a punto de hacer lo mismo cuando él la agarró por la muñeca y la sacó del juzgado.

Al salir, les esperaban Domenic, Marc y Terry, que acababan de llegar. Al ver el decreto en la mano de Marissa, el trío suspiró al unísono, bajando la cabeza en silencio, demasiado cautelosos para pronunciar una sola palabra.

Marissa miró a Connor y murmuró: «Adiós». Esta despedida sería definitiva. Fuera cual fuese su futuro con Tiffany, Marissa no tenía intención de volver a verlo.

Con ese pensamiento en mente, Marissa bajó ligeramente la cabeza y se preparó para llamar a un taxi. De repente, Connor rompió el silencio. «Marissa, ¿aún guardas algún resentimiento por nuestro comienzo?».

Marissa levantó la vista y se dio cuenta de que se refería a la vez que la había obligado a casarse con él. El divorcio había concluido y ella había decidido no volver a pensar en aquellos infaustos recuerdos. Con ese pensamiento arremolinándose en su mente, respondió con calma: «No. Ya no».

Connor asintió con la cabeza. «Es un alivio. Al instante, alargó la mano y le arrebató a Marissa la sentencia de divorcio, guardándosela en el bolsillo. Marissa lo miró sorprendida, extrañada por su actitud.

La voz de Connor se suavizó. «Nuestro matrimonio puede haber sido absurdo y haberte traído dolor, pero es algo que nunca olvidaré. Es mejor que mantenga ambos decretos. Puedes dejar este matrimonio sin preocuparte, y yo me encargaré de lo que venga después». Marissa asintió en silencio y se volvió para llamar de nuevo a un taxi.

Pero antes de que pudiera irse, Connor gritó detrás de ella: «Marissa».

El brusco cambio de Connor en su forma de dirigirse a Marissa dejó a todos estupefactos. Marissa se detuvo en seco y se volvió hacia Connor, con los ojos nublados por la confusión.

Domenic, Marc y Terry también miraron a Connor, extrañados por su comportamiento. No acababan de entender qué le había pasado.

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