Capítulo 707:

«Sí», dijo Marissa con una pizca de jocosidad. «El señor Alvarado compartió cómo te salvó en el crucero y posteriormente te crió. También contó muchas anécdotas divertidas de tu infancia».

La compostura de Kevin vaciló de inmediato.

A Kevin le sorprendió hasta qué punto Paul confiaba en Marissa, hasta el punto de compartirlo todo con ella.

Paul nunca había depositado una confianza tan plena en nadie. Aunque Paul había criado personalmente a Kevin, éste nunca había recibido de él ese nivel de confianza. Las acciones de Paul llevaron a Kevin a creer que, si Marissa exigía su vida, Paul probablemente la entregaría sin pensárselo dos veces.

¿Por qué Paul la tenía en tan alta estima?

Si el afecto de Paul provenía de la gratitud por sus cuidados médicos, su admiración superaba lo que un paciente suele sentir por un médico. Para Kevin, se asemejaba al amor y la confianza de un padre por su hija.

Se rumoreaba que Paul deseaba ser el padre de Marissa. Si ella no se hubiera negado en redondo, podría haberle legado todo su patrimonio.

Al reflexionar sobre ello, Kevin sonrió. A pesar del paso de los años, el encanto de Marissa seguía siendo irresistible, haciéndose querer por todos los que la rodeaban, incluida toda su familia y ahora Paul.

Kevin suspiró suavemente, reconociendo que si bien Marissa podía ganarse el afecto sin esfuerzo, podía ser despiadadamente indiferente con aquellos a los que decidía no querer.

En ese momento, Marissa preguntó: «Kevin, ¿te gustaría acompañarme a comer?».

Kevin recuperó bruscamente la compostura. Aunque ligeramente halagado por la invitación, mantuvo una fachada de calma y declinó bruscamente: «No tengo tiempo».

Xander, sentado a su lado, se quedó sorprendido. Era la primera vez que el instructor jefe le invitaba a comer para luego ser rechazado.

Kevin era una figura desconcertante. Mostraba una gran preocupación por el Instructor Jefe en varios asuntos, pero se mostraba indiferente y despectivo en sus interacciones. Xander encontraba desconcertante esta contradicción. También sintió una punzada de vergüenza en nombre de su instructor jefe.

Marissa, sin embargo, permaneció imperturbable. Con una sonrisa, respondió: «Como hoy estás ocupado, te haré la invitación en otro momento».

Kevin apretó los labios y respondió fríamente: «No hace falta. No necesitamos vernos en privado. Si tienes asuntos relacionados con el trabajo, llámame para darme instrucciones».

La boca de Xander volvió a crisparse. Pensó que el comportamiento de Kevin era excesivamente grosero, como subordinado y como persona. Xander sintió verdadera incomodidad por el Instructor Jefe.

Sin embargo, a pesar del frío rechazo, Marissa mantuvo la compostura. Sonrió una vez más y dijo: «Muy bien. Puede retirarse, señor Kevin. No tiene nada más que hacer hoy».

Aunque Marissa se sintió decepcionada por la fría respuesta de Kevin, le picó la curiosidad. ¿Por qué intentaba evitarla?

En cuanto Marissa terminó de hablar, Kevin hizo un gesto de reconocimiento y salió de la sala de reuniones, seguido por sus subordinados.

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