Capítulo 584:

Ignorando la pregunta de Clarissa, Marissa fijó su mirada en Aelfric. Aunque la máscara ocultaba el rostro de Aelfric, su malestar era palpable. Dio un paso atrás, recordando el poder de Malva Negra y el dolor de su ira anterior. El recuerdo de aquella paliza estaba grabado profundamente en sus huesos, alimentando su miedo.

Sin embargo, al mirar a Clarissa y Burnet, Aelfric se obligó a serenarse. Nunca había visto a Clarissa y no tenía ni idea de su personalidad ni del alcance de sus poderes. Pero Burnet era otra historia: Aelfric sabía exactamente de lo que era capaz.

Como antiguo soldado de las fuerzas especiales internacionales, la reputación de Burnet rivalizaba con la de Lobo Solitario y Serpiente Negra. Con un compañero como Burnet, Aelfric no tenía motivos para acobardarse ante Malva Negra.

Con renovada determinación, dio otro paso adelante, levantando la barbilla desafiante mientras miraba fijamente a Marissa.

Aunque la máscara de Aelfric ocultaba su expresión, Marissa podía adivinar fácilmente lo que pensaba. En la Base del Juicio Final había visto a través de las grietas del carácter de Aelfric, comprendiendo demasiado bien sus debilidades.

Era un hombre sofisticado y egoísta, inteligente y con talento, sí, pero aún lejos del reino del verdadero genio.

Mientras Aelfric la fulminaba con la mirada, Marissa se burló. «Aelfric, ¿por fin dejas de actuar?»

Aelfric respondió con una mueca. «Malva Negra, estoy harto de ti. Hoy es el día en que te envío al infierno. Nunca volverás a desafiarme por el puesto de Rey de la Base del Juicio Final».

Zorro Plateado se rió, divertido. «Aelfric, ¿has olvidado cómo te zurró Malva Negra antes? ¿Qué te hace pensar que ahora puedes lanzar grandes palabras?»

Aelfric, un hombre de espíritu inquebrantable, sintió un rubor de vergüenza y un parpadeo de fastidio ante la burla de Zorro Plateado. Que le recordaran su derrota pasada delante de tanta gente le escocía profundamente.

Rechinando los dientes, replicó: «Malva Blanca, hoy os mandaré a ti y a Malva Negra al infierno».

Zorro Plateado sonrió con serenidad. «Qué casualidad. Hoy tengo muchas ganas de limpiar la casa para el Rey. Será mejor que estés listo».

La fría sonrisa de Aelfric se ensanchó. Le encantaba la idea de darle una lección a Zorro Plateado. En la Base del Juicio Final, no tenía nada que envidiar a Malva Negra, de eso no había duda.

Pero la gente seguía diciendo que White Mallow era tan bueno como él, y eso le molestaba. No se lo creía ni por un segundo. Pero nunca se había enfrentado a Malva Blanca. No tenía ni idea de quién era el mejor luchador entre ellos. Hoy, estaba decidido a averiguarlo.

Inclinando ligeramente la cabeza, dijo a Burnet y Clarissa: «Dejad a Malva Negra para vosotros dos. Yo me encargaré de Malva Blanca y los otros dos».

Los «otros dos» se referían a Marc y Terry, cuyos rostros estaban enmascarados. Aelfric aún no los había reconocido y supuso que eran simples miembros de la Base del Juicio Final.

Cuando Aelfric estaba en la Base del Juicio Final, nadie, aparte de Malva Negra, se había acercado a sus habilidades. Por eso, despreciaba a todos los demás aprendices, reservando su respeto únicamente para Malva Negra.

Marc y Terry intercambiaron miradas cómplices, sus burlas reflejaban las de Aelfric. En silencio, apretaron los puños, listos para entrar en acción.

Zorro Plateado se ajustó despreocupadamente las muñecas e indicó a Marc y Terry: «Encárguense de Aelfric. Vosotros dos vigilad de cerca a los guardias débiles, aseguraos de que no causen problemas a Malva Negra. Malva Negra puede ocuparse de Burnet y Clarissa ella sola».

Marc y Terry asimilaron la situación, intercambiaron una mirada y asintieron al unísono. «Entendido.»

A pesar del plan de Zorro Plateado, no podían librarse de sus preocupaciones. Marc no pudo resistirse a preguntar: «Malva Blanca, ¿crees que la instructora jefe puede enfrentarse sola a los dos? Es buena, sin duda, pero son dos. Estoy un poco preocupado».

Terry añadió con preocupación-: No sabemos lo poderosa que es Clarissa, pero Burnet es un luchador extraordinario. Se supone que sus habilidades están a la altura del señor Daniels. Y entre nuestro instructor jefe y el señor Daniels, nunca se ha demostrado quién es más poderoso».

Zorro Plateado entrecerró los ojos ante Burnet, sintiendo que no era más que un problema. Tras pensárselo un momento, le llamó.

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