Atraído por mi mujer de mil caras
Capítulo 566

Capítulo 566:

A Marissa le pilló desprevenida ver que Caylee tenía los ojos abiertos. Volvió a comprobarlo varias veces antes de estar segura de que su madre estaba despierta de verdad.

Sin embargo, no era el momento adecuado para que su madre despertara. Marissa había previsto que Caylee permanecería dormida otras dos semanas debido a la reciente operación, pero aquí estaba, despierta mucho antes.

Un despertar temprano no era necesariamente beneficioso. Teniendo en cuenta que Caylee llevaba 22 años en estado semivegetativo y acababa de someterse a una operación quirúrgica importante, habría sido mejor que descansara más. Despertarse antes de tiempo podría sobrecargar su cuerpo.

A pesar de ello, Marissa no podía ocultar su emoción. Habiendo crecido sin sus verdaderos padres a su lado, Marissa había anhelado el día en que pudiera hablar con su madre biológica y sentir el amor que sólo una madre puede dar.

Una vez segura de que Caylee estaba despierta, Marissa quiso presentarse como Marissa Nash, su otra hija, pero recapacitó y contuvo esas palabras.

Durante 22 años, Caylee había estado atrapada en un estado de semiinconsciencia, consciente pero incapaz de despertar del todo. Caylee había llegado a creer que Marissa había muerto al nacer, pensando que sólo tenía una hija, Tiffany.

Revelar ahora a Caylee que Tiffany había desaparecido y que ella, Marissa, era en realidad su otra hija podría abrumar emocional y físicamente a Caylee.

Así que Marissa mantuvo oculta su verdadera identidad y se hizo pasar por Tiffany.

Al oír la llamada de Marissa, Shaun, que iba en el asiento del conductor, y Leila, que iba en el del copiloto, giraron la cabeza sorprendidos. Ellos también se emocionaron al ver a Caylee despierta.

«¡Tía!» Shaun y Leila gritaron de alegría.

Caylee, sin embargo, miró a su alrededor sin reconocer a nadie. Marissa, poco familiarizada con las costumbres de su madre debido al escaso tiempo que llevaban juntas, no sabía cómo acercarse a ella.

En cambio, Leila y Shaun, que habían crecido cerca de Caylee, la conocían bien. Siempre habían podido contactar con ella, incluso en su estado semivegetativo.

«Tía», dijo Leila emocionada, «soy Leila, tu sobrina. ¿No reconoces mi voz?»

«Tía, soy Shaun, tu sobrino», dijo Shaun con entusiasmo.

Pero el rostro de Caylee permanecía inexpresivo. Miró a Leila, luego a Shaun, e intentó hablar, pero no le salieron palabras. Luego se volvió hacia Marissa, examinando su rostro con atención, sin poder leer sus pensamientos.

«Mamá», susurró Marissa suavemente, recelosa de sobresaltar a su madre recién despertada, «soy yo, Tiffany, tu hija».

La palabra «hija» pareció resonar en Caylee, impulsándola a intentar hablar. Sin embargo, los sonidos que emitía eran ininteligibles, lo que dejó a todos perplejos.

Leila y Shaun intercambiaron miradas con Marissa, con expresiones llenas de confusión.

Tras una breve pausa, Marissa se dio cuenta de algo. «Mi madre lleva mucho tiempo dormida y sus músculos vocales se han debilitado. Necesita tiempo y práctica para volver a hablar con claridad».

Leila y Shaun, comprensivos ahora, asintieron con la cabeza.

Leila tranquilizó suavemente a Caylee diciéndole: «Tía, no hay prisa. Nos lo tomaremos con calma y practicaremos juntas. Pronto podrás volver a hablar».

Shaun añadió tranquilizador: «Sí, tía. Despertar es un gran paso. Estamos aquí para ayudarte a recuperar tus habilidades poco a poco».

Marissa cogió la mano de Caylee y le dijo: «Mamá, no te preocupes. Estoy aquí para ti y nos aseguraremos de que te recuperes. Volverás a ser la de siempre enseguida».

A pesar de las palabras reconfortantes de los tres, Caylee parecía recelosa y a la defensiva, como una extraña en un lugar nuevo. Incluso apartó la mano de Marissa, como una niña perdida en un entorno desconocido.

Los tres compartieron una sensación de inquietud.

Rompiendo el silencio, Marissa preguntó suavemente: «Mamá, ¿no nos reconoces?».

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