Atraído por mi mujer de mil caras -
Capítulo 211
Capítulo 211:
Para sorpresa de Domenic, Marc y Terry, la expresión de Connor no cambió. Parecía ya acostumbrado al comportamiento coqueto de su mujer. Fue entonces cuando los tres hombres se dieron cuenta de que Connor y Marissa estaban conspirando juntos en algún tipo de plan contra Amiri.
Sin embargo, Amiri no pensaba así. Se sentía completamente seguro en el Sunrise. Independientemente del poder de Connor, no se atrevería a ofender a Paul. Ésa era también la razón por la que Amiri había hecho público su viaje cuando se enteró de que Connor venía al Sunrise. Quería utilizar el crucero como plataforma para negociar cara a cara con Connor. Hacer las paces con una persona tan poderosa como Connor parecía mejor que oponerse a él.
Amiri era conocido por su indulgencia en el sexo. Sus parejas estaban repartidas por todo el mundo, desde acaudaladas personalidades de la alta sociedad y famosos hasta simples dependientas. Si le gustaba una mujer, la perseguía sin descanso hasta conseguirla. Era un hecho bien conocido.
Marissa lo sabía. Por eso se había vestido hoy de forma tan llamativa, haciendo alarde de su atractivo delante de Amiri para que bajara la guardia. Amiri había conocido a muchas mujeres hermosas, pero la belleza de Marissa le impactó como ninguna otra. En cuanto entró en la habitación, se quedó embelesado. Su sonrisa casi le hizo babear en el acto. Si no fuera porque era la mujer de Connor, habría perdido la compostura.
Al ver que el autocontrol de Amiri flaqueaba, el elegante hombre que estaba cerca tosió rápidamente para recordárselo. Fue entonces cuando Amiri recobró el sentido. Al encontrarse con la gélida mirada de Connor, se estremeció y se apresuró a acomodarse de nuevo en el sofá. Tras arreglarse la ropa, Amiri volvió a mirar a Connor y le dijo: «Señor Daniels, ha habido un malentendido con su carguero. Nunca fue mi intención oponerme al Grupo Daniels. Por favor, déjeme marchar».
«¿Dejarte ir?» Connor se burló. «Incluso pusiste una recompensa de dos mil millones de dólares por mi vida. ¿No debería ser yo el que rogara clemencia?»
«¡No, no, Sr. Daniels, por favor no diga eso!» Amiri suplicó. «Estaba aterrorizada y cometí un error. Si me deja ir, retiraré inmediatamente la recompensa».
«¿Y cómo exactamente debo dejarte ir?» Connor preguntó.
«Además de la doble indemnización que te ofrecí anteriormente», respondió Amiri, «también estoy dispuesto a darte los dos mil millones. ¿Qué te parece?»
Connor estaba tan furioso que golpeó la mesa con el puño, sobresaltando a todos. «Amiri, ¿crees que puedes comprarme con dinero? ¿Crees que necesito tus dos mil millones de dólares?».
De repente, se oyó un fuerte golpe. «¡Sr. Daniels, no quería decir eso!» tartamudeó Amiri, visiblemente asustada. «Usted es rico y poderoso. Para usted, dos mil millones de dólares son sólo una gota en el océano. ¿Cómo podría presumir…?».
De repente, Amiri cambió de marcha y soltó: «Sr. Daniels, si no está dispuesto a hacer las paces, ¡no me culpe de lo que piensa hacer Serpiente Negra!».
«¿Me estás amenazando?» Los ojos de Connor brillaron con una intensidad mortal.
«Sólo se lo recuerdo, Sr. Daniels», dijo Amiri, con el rostro ensombrecido. «¡Usted sabe que Serpiente Negra nunca ha sido derrotada!»
La tensión en la sala se disparó. Ambas partes parecían al borde del conflicto. En ese momento, Marissa se levantó. «Mantengamos esto civilizado».
Levantó con elegancia el dobladillo de su vestido y caminó hacia Amiri con sus zapatos de tacón alto. Los guardaespaldas, al ver su delicado aspecto, no la detuvieron. Al acercarse, el aroma de su perfume llenó el aire, cautivando a Amiri una vez más. Con una elegante sonrisa, Marissa le sirvió una taza de té y le dijo: «Por favor, tómate primero una taza de té. Hablemos de esto tranquilamente».
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