Atraído por mi mujer de mil caras
Capítulo 115

Capítulo 115:

Cuando Connor mencionó cancelar el compromiso, Trenton entró en pánico y reprendió duramente a Melinda: «¿Por qué te quedas ahí parada? Sírvele el té a la señora Daniels inmediatamente». Sin más remedio, Melinda se arrodilló ante Marissa, hizo una reverencia y aceptó la taza de té que le pasó un criado. Luego se la ofreció a Marissa, diciendo: «Sra. Daniels, disfrute de un poco de té». Marissa sonrió y cogió el té.

Cuando estaba a punto de coger la taza, notó que la mano de Melinda temblaba ligeramente. Marissa se detuvo y retiró la mano. «¡Ah!» El té caliente se derramó sobre la mano de Melinda, haciéndola gritar de dolor.

«Lo hiciste intencionadamente, ¿verdad, Tiffany?». acusó furioso Dennis Warren, el hermano de Melinda. Marissa miró al fogoso joven y replicó burlona: «¿No te diste cuenta de que la señorita Warren intentó escaldarme pero acabó quemándose en su lugar?».

«¡Deja de mentir!» Dennis negó con vehemencia la acusación. «Melinda ha sido tímida desde niña. ¿Cómo se atrevería a hacer algo así? Está claro que me guardas rencor por haber roto nuestro compromiso, ¡y te desquitas con Melinda!».

De repente, a Marissa se le iluminó la bombilla. Dennis era el cuarto prometido de Tiffany. Su decisión de romper el compromiso seguramente le había causado a Tiffany más de una vergüenza.

En ese momento, Melinda empezó a llorar suavemente. «Tiffany, ¿crees que Dennis rompió su compromiso contigo por mi influencia? Te equivocas. Puede que nunca haya hablado bien de ti, pero no tengo poder para influir en las decisiones de Dennis. Terminó el compromiso únicamente porque tu reputación era demasiado mala para su gusto».

«Así es», añadió Dennis. «Tiffany, si me guardas rencor por romper nuestro compromiso, desquítate conmigo, no con Melinda».

«Dennis, debes de estar de broma», replicó Marissa, mirándolo como si fuera tonto. «Si no hubieras puesto fin a nuestro compromiso, ¿cómo podría haberme casado ahora con mi maravilloso marido? Te agradezco que me rechazaras. ¿Por qué iba a guardarte rencor? Estás pensando demasiado».

Estas palabras dejaron a Dennis sin habla.

Marissa se dirigió entonces a Melinda, que seguía arrodillada. «Señorita Warren, ha dicho que nunca ha hablado bien de mí, lo que significa que nunca fuimos amigas. Así que no alegues ninguna supuesta amistad entre nosotras de ahora en adelante. Cuando te cases con la familia Daniels, yo seré tu mayor y tú la menor. Debes recordar la jerarquía y hablarme con respeto. ¿Entendido?»

«Sí, señora Daniels», respondió Melinda. El banquete continuó y la familia Sánchez aceptó formalmente a Marissa como miembro con ceremonia. Por primera vez, Marissa se sintió valorada por su familia. Sorprendentemente, Connor también se quedó a ver la ceremonia.

Con Connor presente, nadie se portó mal y la ceremonia transcurrió sin contratiempos. Melinda se sentó junto a Chloe y observó con envidia cómo Marissa acaparaba toda la atención.

«Tiffany no da más que problemas. ¿Cómo se merece toda esta atención?» Melinda se quejó a Chloe.

«Melinda, no nos amarguemos», replicó Chloe con dulzura. «Es maravilloso verla encontrar por fin algo de felicidad. Deberíamos alegrarnos por ella».

«¿Contenta por ella? ¿Viste su petulancia antes? No puedo entender por qué el Sr. Daniels, con su estatus, solía detestarla pero ahora la protege ferozmente».

«Probablemente para apaciguar a su abuela», respondió Chloe.

«¡Por supuesto, esa es la única razón!» se burló Melinda. «Pero recuerda mis palabras, una vez que la señora Arabella Daniels esté fuera de escena, la suerte de Tiffany se acabará».

Chloe se limitó a sonreír y se quedó callada, mirando su teléfono. Había recibido un mensaje que decía: «Señorita Brock, hemos descubierto que esta impostora que se hace llamar Tiffany se llama en realidad Marissa Nash, ¡una chica sencilla de Adagend! Y aquí viene lo más ridículo: ¡fue la prometida de Derek cuando vivía en Adagend!».

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