Atraído por mi mujer de mil caras
Capítulo 101

Capítulo 101:

Todos estuvieron de acuerdo en que el castigo para Landen era excesivamente severo. No contratar a un abogado para Ayla, no mover los hilos y dejar que la ley se encargara de ella parecía bastante justo. Después de todo, había traído la vergüenza sobre sí misma y la familia Nash. Tratar de rescatarla con dinero sólo profundizaría la desgracia. Del mismo modo, divorciarse de Sansa y expulsarla de la familia se consideraba justificable; todo el mundo estaba de acuerdo. Sin embargo, las opciones presentadas a Rex eran simplemente demasiado duras.

Durante 22 años, Rex había dirigido a la familia. Obligarle a arrodillarse en la sala ancestral durante el mismo número de años podría acabar con su vida prematuramente. Si se negaba, sería expulsado de la familia. ¿Cómo se las arreglaría sin su familia?

Aunque muchos querían defender a Rex, el miedo a molestar a Landen los mantuvo en silencio. En respuesta a las protestas de Rex, Landen se burló y replicó: «Sólo te resistes ahora que estás acorralado. ¿Por qué no mostraste esta lucha cuando tu mujer y tu hija estaban acorralando a Tiffany?».

Rex dijo: «Sansa es volátil y mezquina. Pierde el control durante las discusiones, incluso me araña el cuello hasta hacerme sangrar. Estaba demasiado asustado para provocarla». Llorando y moqueando, Rex parecía un cobarde lamentable, lo que hizo que Balthasar sintiera lástima por su hijo.

Balthasar admitió que quizá él tuviera parte de culpa en las carencias de Rex. Brian siempre había sido el más capaz, llevando las cargas familiares desde muy joven. Esto permitió a sus hermanos pequeños llevar una vida más fácil bajo su tutela. Balthasar se había centrado demasiado en Brian, descuidando la orientación de sus otros hijos. Cuando Brian desapareció, Balthasar eligió a Rex como sucesor, con la esperanza de que diera un paso adelante. Por desgracia, Rex no estuvo a la altura de las expectativas. Reflexionando sobre estas cosas, Balthasar suspiró profundamente y dijo: «Landen, entiendo por qué estás enfadado, pero sigue siendo mi hijo, tu tío. No puedo dejar que lo lleven a la muerte. Por favor, ten un poco de piedad».

«Creo que el abuelo tiene razón», dijo de pronto Marissa, saliendo de la puerta. Al ver aparecer a Marissa, todos los miembros de la familia Nash se pusieron tensos. Hoy había causado tanta impresión como Landen. Nadie podría haber predicho que la chica a la que una vez tacharon de fracasada se convertiría en discípula externa del equipo de Riss y conseguiría la píldora A del elixir MindEase.

A todos les picaba la curiosidad y se preguntaban cómo había conseguido una píldora tan rara. Como no podían desentrañar la verdadera historia, atribuyeron su éxito a algo legendario y profundo, lo que le granjeó a Marissa un nuevo respeto.

«Tiffany, ¿has vuelto? Ven y siéntate aquí». Los que antes la habían desairado ahora la saludaron con los brazos abiertos. Incluso Gerry, a quien había avergonzado, y su hijo, a quien había abofeteado, se acercaron a ella con amabilidad. Balthasar sonrió, palmeando el lugar a su lado. «Tiffany, siéntate aquí a mi lado».

Al echar un vistazo al asiento, Marissa percibió la ironía. Aquel asiento había sido antes el de Ayla. En efecto, ¡cómo había cambiado la suerte! Decidió ignorar a Balthasar y sentarse junto a Landen. Inclinándose hacia él, murmuró: «Tienes un buen corazón, y mi apoyo no estaba fuera de lugar».

Landen se limitó a sonreír, deleitándose en su nueva autoridad dentro de la familia. Balthasar, sintiéndose menospreciado, forzó una sonrisa y dijo: «Tiffany, acabas de estar de acuerdo con lo que he dicho, ¿verdad? Tal vez puedas convencer a Landen de que no sea tan duro con tu tío Rex».

Marissa asintió y replicó: «Abuelo, entiendo lo que quieres decir, pero Landen es el futuro líder de esta familia. Sus decisiones importan. Así que, tal vez podríamos considerar esto…»

Después de que Marissa propusiera su idea, todos se quedaron boquiabiertos. ¿Era esta chica un monstruo?

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