Capítulo 65:

🍙 🍙 🍙 🍙 🍙

Isabella acomodó un par de mechones detrás de su oreja.

“Guillermo y yo tenemos poco tiempo de conocernos y también de salir juntos”

Contestó.

“Les puedo decir que es la persona más maravillosa que conozco del mundo, un hombre que da sin esperar nada a cambio, actúa sin importar lo que piensen los demás, lo da todo”

Su mirada brilló.

“Siendo una humilde empleada de limpieza, al ver que cuento con estudios profesionales, no dudó ni un segundo en darme una oportunidad”

Sonrió.

“Aunque parece que estamos viviendo juntos, no es así. Estoy aquí porque tuve un pequeño accidente y necesitaba de alguien que me ayudara para estar pendiente de mi hija, y su hijo se ofreció, cada uno duerme en habitaciones separadas”

Aclaró.

Ambos padres sonrieron al escucharla hablar de esa manera de su hijo, Virgine no dejó de verla a los ojos.

Se dio cuenta que no era una joven interesada.

Su mirada era cristalina, limpia, además que la forma en la que hablaba de su hijo, era con admiración.

“¡Mami!”

En ese momento llegó María.

Estaba caminando con torpeza, al haber despertado apenas unos minutos.

“¡Qué niña más bonita!”

Dijo el padre de Guillermo.

“Lo es”

Dijo Virgine.

Conforme transcurría el tiempo y charlaban más, la tensión se fue retirando, Guillermo inhaló profundo al ver que su familia aceptaba a Isabella y no solo eso reían divertidos antes las anécdotas que contaban de él.

Su parte favorita, fue cuando su papá abrazó a María y la pequeña se quedó dormida entre sus brazos.

Fue como si la pequeña disfrutará de estar en los brazos de su abuelo.

Presionó sus labios para no reír, ya que sus padres toda la vida se la pasaban diciendo que serían los segundos padres de sus nietos, para no sentirse tan viejos.

“Este es el indicado”

Isabella expresó con entusiasmo.

Guillermo correspondió a su sonrisa, al verla tan emocionada, la vio caminar hacia una de las habitaciones y la siguió quedándose de pie en el umbral de la puerta.

“Aquí voy a poner la cama de María, quiero que sea blanca, en la cabecera le colocaré estrellas de madera en color morado”

Señaló el espacio.

“Allá irá su tocador y una repisa para sus muñecas”.

Lo miró sin ocultar su felicidad.

“¿Te gusta la idea?”

“Me encanta”

Respondió.

“Ya veo el juguetero repleto de muñecas, y osos de peluche”

Indicó él.

“Deseo que no le falte nada”

Su voz se fragmentó.

“Ha tenido que pasar por muchas carencias, y ya es tiempo de que cambie la situación”

Manifestó aclarándose la garganta.

Se acercó a ella y la estrechó con cariño, inhalando el dulce aroma que emanaba de su piel.

“Has hecho todo, por darle lo mejor, María se ve una niña feliz, te aseguro que no le ha faltado nada, teniéndote como su mamá”.

Escuchar esas palabras le provocaron que se estremeciera, más de lo que imagino.

“Gracias, tus palabras me hacen mucho bien”

Acomodó su rostro sobre la calidez de su pecho.

“Daria mi vida por la de ella”

Entrelazó sus dedos a los de ella y caminaron hacia la sala.

“Me veo tomando una taza de chocolate por las noches, sentados en un confortable sillón viendo caer la nieve, abrazados”.

“No lo había pensado”

Respondió ella.

“… pero me encantaría”.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar