Capítulo 207:

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Una fuerte carcajada se escuchó.

“¿Acaso crees que mi hermana se encuentra aquí?”

Un fuerte escalofrío sacudió a Mason esa voz.

“¿Quién rayos eres?”

Gritó con la respiración agitada.

“¿Acaso ya me olvidaste?”

Se iluminó una luz hacia el pasillo y apareció Guillermo o al menos eso era lo que Mason creyó.

“Soy tu peor pesadilla”.

Mason disparó hacia donde lo veía, arrugó el ceño al ver que desaparecía.

¿Qué demonios pasaba?

A continuación, se volvió a reflejar, pero esta vez en el comedor.

“Te voy a hacer pagar, cada lágrima que le ocasionaste a mi familia. Te voy a hacer pagar todo el dolor que has causado, te juro, que jamás vas a volver a hacerle daño a nadie más”.

“¡Dispárenle!”

Ordenó a sus hombres.

De pronto las luces se encendieron y fueron rodeados por un número mayor de hombres, todos ellos agentes de la policía.

“Bajen sus armas”.

“No, no lo hagan”

Indicó Mason.

“No sin antes encontrar a esa p%rra”

Señalo a los policías.

“Acaben con ellos, para eso les pago”.

“Al primero que dispare se muere”

Anunció Henry.

En ese momento los fueron desarmando y sacando hacia el jardín en donde los fueron tirando al suelo con las manos sobre la cabeza.

La humedad del césped picaba el rostro de Mason, arrugaba el ceño lleno de molestia, deseaba ver el rostro de aquellos hombres, pero no podía.

“Así es como quería verte”.

Guillermo colocó su pie sobre su cabeza e hizo presión.

“Como la escoria que eres”

Abrió los ojos de par en par, su corazón se agitó al escucharlo, entonces uno de los agentes lo levantó, para que lo viera a los ojos.

“¡No puede ser!”

Exclamó lleno de sorpresa.

“¡Estás vivo!”

Pronunció lleno de resentimiento.

Guillermo sonrió, disfrutando ver su rostro, durante mucho tiempo imaginó ese momento, hizo una seña hacia una de las agentes, quien se acercó a él.

“¿La conoces?”

Indagó de forma burlona.

Mason la reconoció al instante.

Era la supuesta asistente.

Su madre tenía razón.

Le tendieron una trampa y había caído redondito.

Pero que estúpido.

“Veo que no eres tan listo como pareces?”

Dijo la mujer.

“Creí que te preguntarías ¿Por qué no te denuncié por acoso?, bueno.. me doy cuenta que eres un completo pendejo”.

“Te voy a hacer pagar, a ti también”

Prometió.

“Suerte con eso, porque al lugar donde vas, no podrás ni asomar la nariz”.

La agente se encogió de hombros y se alejó.

“Estaré en primera fila en tu juicio”.

Guillermo dibujó una sonrisa que le llegó hasta los ojos.

“Prometo llevar palomitas de maíz”.

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