Capítulo 189:

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“Lo bueno es que son mis mejores amigos”.

Guillermo lo volvió a sujetar y de pronto la idea surgió.

Su rostro dibujó una sonrisa que hacía mucho, mucho tiempo no portaba.

“Ya sé de qué manera le haré saber a Isabella que sigo con vida, necesitaré de tu ayuda”.

“Cuenta conmigo”

Respondió Henry con entusiasmo.

“Pronto nos volveremos a reunir, les doy mi palabra”

Guillermo prometió en voz baja.

“Está todo listo”

Dijo Henry a Guillermo.

Luego dio una pequeña palmada sobre uno de sus hombros.

Resopló sintiendo la forma en la que su corazón latía agitado, estaba nervioso, más de lo que pudo imaginarse, esperando que las cosas salieran como esperaba.

“Deseo que esto funcione, y que ella lo vea”

Presionó sus puños, lleno de ansiedad.

“También yo, es una gran oportunidad, para encontrarla, jamás se me hubiera ocurrido algo así”

Henry sonrió.

“En parte todo es gracias a ti”.

Señaló el disfraz que llevaba, aunque le desagradaba, era la única forma de no ser detectado por Mason.

Henry presionó sus labios, para no burlarse del anciano en el que lo ayudaban a caracterizarse, debía reconocer que les había funcionado muy bien, entraba y salía con toda la libertad del mundo.

“Espero que pronto vuelvas a ser el mismo y que todo salga bien”

Manifestó con sinceridad.

“Ya es hora”.

Señaló hacia la sala en donde lo esperaban.

Se acercó hacia donde se encontraba la única periodista que los podría ayudar, era de la total confianza de Henry, era una mujer muy querida por el público, por su labor altruista, además que se encontraba el camarógrafo, ambos esperando por él.

“Gracias por aceptar nuestra entrevista, Señor Romano”.

La mujer se puso de pie para saludarlo.

“El placer es mío”

Respondió Guillermo.

“Cuando Henry nos habló de su historia, no me pude aguantar las ganas de venir a entrevistarlo, mi misión en la vida es ayudar a los ciudadanos. Tengo entendido que el día de aquella tragedia en esta ciudad, usted estuvo presente, por favor, cuéntele a nuestra audiencia, el motivo por el cual nos ha buscado. ¿Qué es lo que desea?”

Los ojos de Guillermo se fijaron en el lente de la cámara.

Su azulada mirada se cristalizó, al recordar la tragedia que lo tenía ahí.

“Estoy buscando a la mujer que amo”

Narró con voz pausada, ya que debía hacerla más grave, debía ser muy cuidadoso en lo que decía.

“¿Por qué la está buscando, Señor Romano?”

Cuestionó la mujer, usando el nombre falso que usaba Guillermo.

“En el momento de los estallidos, ayudé a una mujer que se cayó, llevaba un bebé en brazos”

Explicó.

“Por desgracia otro de los estallidos, me alcanzó y… quedé herido”.

“¿Quiere decir que desde entonces no ve a su esposa?”

Indagó la comentarista.

“Así es”

Expresó.

“¿Cuál es el nombre de ella?”

Guillermo presionó con fuerza sus puños, no podía revelar demasiada información.

“Bella, si me estás viendo, tienes que saber que me haces falta, no he parado de buscarte ni un instante”.

Se retiró la cadena de su cuello y mostró el anillo.

“Prometí que toda la vida te iba a amar ya proteger. Juro que así será, hasta que mi vida se apague. Si estás viendo esto y logras identificar el mensaje. Te estaré esperando el sábado en el lugar donde te pedí matrimonio, a las seis de la tarde”.

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