Capítulo 171:

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“También te necesito…”

Isabella pronunció con voz inestable.

Había hablado.

¡Estaba con vida!

Guillermo elevó su rostro y sonrió al escucharla hablar, con esa dulzura en el tono de voz que tanto le gustaba.

“Mi amor”.

Esbozó una amplia sonrisa y se acercó a ella para besar su frente.

“Me tenías muy preocupado”

Confesó, fijando su mirada en sus hermosos ojos, color chocolate.

“Lo lamento”

Manifestó.

“No era mi intención”

Arrugó el ceño y dirigió sus manos hacia su v!entre.

“¿En dónde está?”

Preguntó con aflicción.

En ese momento el monitor comenzó a dar pitidos con mayor frecuencia.

“¿Le sucedió algo?”

Indagó con temor.

“¡Cálmate!”

Expresó de inmediato, sujetando su mano.

No podía preocuparla.

“Está bien, eso es lo que te estaba comentando hace un momento”

Hizo una pausa.

“Vengo de conocerlo, es tan hermoso, como tú”.

Su mirada se llenó de un brillo especial.

Exhaló con alivio, calmándose poco a poco, más cuando sintió la cercanía de su cálido pecho, cerca de ella, buscando abrazarla.

“¡Quiero conocerlo!”

Suplicó.

“Necesito tenerlo entre mis brazos”

Dijo con afecto.

“Deseo sentir su pequeño cuerpecito y alimentarlo, estar en casa todos juntos”.

Se acercó a ella y la abrazó, depositando un beso sobre su frente.

“Tenemos que esperar un poco, a que estés mejor, me explicó la doctora las complicaciones que tuviste durante el parto, no fue algo sencillo”

Acunó con su gran mano una de sus mejillas.

“Es una gran bendición que ambos estén con vida”.

Isabella sonrió, sin ocultar la emoción que sus palabras ocasionaron en ella.

“Tuve miedo de no poder ver crecer a nuestros hijos, somos muy afortunados, tenemos tanto que agradecer”.

Suspiró.

“Sí”

Respondió él.

Que suerte.

“Tenemos mucho que agradecer, por lo pronto descansa, ya no hables más”

Solicitó.

“Si todo sale bien, en un rato, te llevarán a una habitación”.

Mientras tanto en otro lugar…

Después de todo lo ocurrido, Victoria había tenido que tomar un calmante, para poder soportar el difícil momento que estaba viviendo.

Se sentía sola.

En aquella inmensa residencia, estaba en completa soledad sin ninguno de sus tres hijos.

Aunque sabía que Mason estaba por llegar, eso la reconfortaba un poco más.

Ante el gran vacía que la ahogaba, era más grande que el que sintió después de que descubrió a Alisa, en una situación comprometedora con una de sus amigas, en su propia casa, por lo que el enfrentamiento que tuvieron fue terrible entre ambas mujeres, y la corrió, desde entonces no cruzaban palabra alguna.

Al ver que la puerta se abría, observó que ingresaba Mason.

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