Capítulo 155:

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No pudo evitar recorrerla con su mirada.

Usaba un pequeño camisón con varias capas de gasa blanco, con una se%y abertura.

Justo al centro de su muy redondo v!entre, además que un par de mechones rizados, caían sobre su rostro.

Ladeó su cabeza al ver que había llegado descalza, motivo por el cual no la escuchó ingresar.

El aroma a café llega hasta la habitación.

Ella respondió con una gran sonrisa, al saborear el muffin.

Despertó su apetito.

Señaló su v!entre con espontaneidad, hecho que Guillermo captó y le sacó una gran sonrisa.

“Tomaste el último”

Expresó la joven.

“Todo tuyo”

Comentó él colocando su taza sobre la isla, y tomó asiento a su lado.

“Se me antoja cenar otra cosa”

Manifestó haciendo de lado su larga cabellera, para acercar sus labios a su acremada piel.

La piel de Isabella se estremeció al sentir la calidez de su labios, y su respiración se agitó haciendo que su torso subiera y bajara con mayor rapidez.

“Parece que tendremos una noche larga”.

Lo vio a los ojos con las pupilas dilatadas, y el pulso acelerado, presionó con fuerza sus labios al sentir sus grandes manos acariciar sus senos.

Irguió su fornido cuerpo y la tomó entre sus brazos, dirigiéndose a su alcoba, en donde la recostó sobre el lecho, esbozó una amplia sonrisa al ver lo hermosa que se veía con las mejillas teñidas de un ligero rubor.

Prácticamente lo único que la cubría era el corpiño de su camisón, y la prenda íntima que cubría su sexo, ya que su redondo abdomen había quedado al descubierto.

“Te ves tan hermosa”

Pronunció con la voz enronquecida por el deseo.

“Te faltan lentes, parezco una gran ballena”

Refutó.

Rodó los ojos al escucharla, y de inmediato comenzó a desabrochar los botones de su camisa, arrancándola con urgencia.

“Debes estar bromeando”

Señaló.

“No veo más que a una hermosa mujer, llevando en su v!entre al fruto de nuestro amor”

Corrigió acercándose a ella, completamente desnudo, estiró su mano para ayudarla a sentarse.

“No discutiré mi situación actual”

Mencionó Isabella, recorriendo con lentitud el escultural cuerpo de él, acercó sus manos sobre sus esculpidos hombros y deslizó sus dedos, dando suaves caricias.

“Opino lo mismo”

Expresó murmurando con suavidad, deslizó los finos tirantes de su camisón y acercó sus labios para recorrerla.

Además de desatar el cordón de su camisón, para retirarlo por completo.

“Necesito sentirte mía”

Susurró en su oído.

Isabella se acercó más a él y recargó su rostro sobres la calidez de su pecho, percibiendo con claridad los fuertes latidos de su corazón.

Además que la firmeza de su virilidad chocaba con su se%o, haciendo que comenzara a clamar por tenerlo en su intimidad y fundirse en uno solo.

“Te amo tanto, Guillermo”

Expresó con la voz ardiente, deseándolo con locura.

“Y yo a ti”

Acunó su rostro con sus grandes manos y acercó su boca a la de ella, para robarle hasta el último aliento.

Mientras tanto en otro lugar…

Mel salió de la cabina de baño y entró a su habitación.

Dejó su móvil sobre una de las mesas de noche y se dejó caer de golpe sobre la cama, su corazón latía agitado.

Estaba preocupada, como nunca imaginó estarlo.

Tomó una de sus almohadas y se abrazó a esta con fuerza.

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