Amor Ardiente: Nunca nos separaremos
Capítulo 1144

Capítulo 1144:

Cuando terminó la ceremonia, Matthew y Phoebe vieron salir a los invitados a la entrada del local, mientras Erica los esperaba tranquilamente en un rincón.

Aun así, sabiendo que era la esposa de Matthew, bastantes personas se acercaron a despedirse de Erica.

Por sus ojos curiosos, era evidente que tenían muchas preguntas en la cabeza, pero teniendo en cuenta la ocasión, decidieron dejar a un lado su curiosidad y marcharse con una breve despedida.

Unos veinte minutos después, Matthew entró y se encontró con Erica, que estaba de pie en un rincón. «Ya podemos irnos», le dijo.

«Oh… ¡De acuerdo!» Ella le siguió.

Phoebe los esperaba fuera. Cuando vio a Matthew y a Erica, cogió la bolsa del personal y caminó con ellos hasta el aparcamiento.

Mientras caminaban, Matthew habló de repente. «Le pediré a mi ayudante que os lleve de vuelta a casa».

Justo cuando Erica se preguntaba con quién estaba hablando, Phoebe se detuvo y se plantó delante de él. «Matthew, he ordenado las pertenencias de Nathan. Quiero darte algunas de ellas. ¿Podemos ir a su casa?».

Tras una breve pausa, Matthew asintió: «Claro». Luego miró a Erica.

«Tú…»

Erica pensó que no sería apropiado que se uniera a ellos porque no conocía personalmente a Nathan. Justo cuando Matthew iba a decir algo, ella le interrumpió. «En realidad, he quedado con mi amigo esta tarde para comprar material de papelería. ¿Por qué no te adelantas? Yo puedo volver a casa en taxi».

Matthew le lanzó una mirada torva y dijo: «¿Con quién has quedado? ¿Ya has hecho una amiga en la escuela?».

«No, es Hya… Bueno, de todas formas no le conoces. Es mi amigo del País A y ahora se ha trasladado a mi escuela. No te preocupes por mí. Estaré bien». En realidad, nunca había tenido una cita con Hyatt; sólo se había inventado una excusa para marcharse.

«¡Espera!» Matthew la detuvo.

Erica se volvió confundida.

Matthew le dijo a Paige: «Lleva primero a la Señora Huo a casa. Le pediré a Owen que envíe a alguien a recogernos».

«Sí, Señor Huo». Paige miró a Erica y le abrió la puerta: «Señora Huo, suba al coche, por favor».

Erica hizo un rápido gesto con las manos a Matthew y dijo: «No hace falta, Matthew. Puedo esperar un poco más, ya que no tengo nada más que hacer. Vosotros dos tenéis cosas importantes que hacer; ¡No quiero aceptar vuestro tiempo!».

Erica hablaba en serio, porque no tenía nada importante que hacer, mientras que Matthew ya tenía mucho que hacer. Lo menos que podía hacer era dejarlo en paz.

Matthew parecía haber perdido la paciencia. «¿Qué? Señora Huo, ¿Quiere que la lleve al coche?».

El rostro de Erica se quedó en blanco; se había quedado muda. ¿Sería porque no se había explicado con claridad o había algo que no le permitía entender sus palabras?

Olvídalo», suspiró para sus adentros. Erica sabía que no debía evaluar a Matthew, porque era el tipo de persona que no se lo pensaría dos veces antes de actuar según sus palabras. Para evitar pasar más vergüenza, se dio por vencida y subió al coche. Bajó la ventanilla y les saludó: «¡Adiós!».

Matthew asintió con la cabeza. Mientras el coche se alejaba del aparcamiento, llamó a otra persona para que los recogiera allí.

En el piso de Nathan, Phoebe colocó una caja delante de Matthew y le dijo: «Éstas son todas las cosas que Nathan tenía de ti. Las he ordenado. Quieres quedártelas o…».

Matthew metió la mano en la caja y encontró varios marcos de fotos y regalos que le había dado a Nathan cuando estaba vivo. «Me los llevaré».

«De acuerdo».

Cuando se levantó y se dio la vuelta para marcharse con la caja, Phoebe lo llamó. «Matthew».

El hombre se detuvo y se volvió.

Los ojos de Phoebe enrojecieron y tartamudeó: «¿Recuerdas…? ¿Recuerdas lo que dijo Nathan antes de morir?».

Por supuesto, Matthew nunca podría olvidar el último deseo de su mejor amigo. «Matthew, tú y Phoebe sois las únicas personas que tengo en este mundo. ¡Prométeme que cuidarás diligentemente de ella! Gracias…».

Basta decir que Matthew se preocupaba mucho por Nathan, y lo demostró repitiendo las mismas palabras a Phoebe. «Nathan era como un hermano para mí. Si alguna vez necesitas algo, acude a mí».

Phoebe era la mujer a la que Nathan había protegido con su vida cuando ocurrió el accidente de coche. Sólo su felicidad podía garantizar el tranquilo descanso de Nathan en la muerte.

Con eso, se dio la vuelta y se marchó.

Cuando sólo quedó ella en el apartamento, Phoebe lloró y luego levantó la vista.

«Nathan, ¿Has oído eso? Matthew cuidará de mí».

Mientras tanto, tras llegar a la escuela, Erica llamó inmediatamente a Rhea.

«Rhea, ¿Sabes a quién he conocido hoy?».

«¿A quién?» preguntó Rhea al otro lado de la línea.

«A Phoebe Su».

Rhea se quedó de piedra. «¿Qué? ¿Cómo y por qué la has visto allí?». Pero luego se quedó pensativa, murmurando con voz grave para sí misma: «Supongo que tiene sentido que Erica la conociera en Ciudad Y. Al fin y al cabo, Phoebe está cursando estudios superiores en la Academia de Cine de Ciudad Y y la Familia Su está allí».

«¡Espera! ¿Qué has dicho? Que está estudiando en la Academia de Cine de Ciudad Y». Erica se quedó estupefacta. ¡Qué casualidad!

«Sí, ¿No lo sabías?»

«No, no lo sabía. Estaba casada con un íntimo amigo de Matthew. Pero, por desgracia, poco después de casarse, su marido murió en un accidente de coche. Matthew y yo estábamos allí para asistir a su ceremonia del séptimo día. No lo supe hasta que la vi allí. ¿Sabes en qué departamento estudiaba?».

«No estoy segura. Ah, claro. Tessie me dijo una vez que su hermana estudiaba Bellas Artes. ¡Es una pintora excepcional! He oído que Phoebe hizo una exposición de arte antes. ¿Por qué no lo investigas tú primero?».

Las palabras de Rhea le recordaron algo a Erica. «No hay nada que investigar.

Cuando me vio hoy, le dijo a Matthew que no me conocía. ¿Será posible que ella sea la diosa del corazón de Matthew? ¿Qué opinas, Rea?». En realidad, a los ojos de Erica, todas las mujeres que rodeaban a Matthew parecían un posible interés amoroso para él.

«No lo creo… ¿No acabas de decir que estaba casada con uno de los mejores amigos de Matthew?»

«¡Sí, pero la última vez, cuando estaba en el aparcamiento subterráneo, vi a Matthew cogiendo del brazo a una mujer y ayudándola a subir al coche! Eso no es algo que haría el arrogante Matthew. A menos que ella sea alguien especial para él». Aunque Matthew la había ayudado a secarse el pelo y a lavarse los pies, Erica pensaba que hacía esas cosas simplemente porque era su mujer.

Por eso, ver a Matthew siendo amable con otras mujeres era algo insólito para Erica.

Rhea intentó analizar sus palabras y preguntó: «Entonces, ¿Intentas decir que la diosa de Matthew se casó con su mejor amigo y por eso, con mucha pena, no tuvo más remedio que casarse contigo?».

«¡Sí! ¡Ahora todo tiene sentido!».

«Pero… ¿No estás dándole demasiadas vueltas a esto?»

«No, no lo hago. ¿Sabías que Hyatt se ha trasladado a la misma escuela que yo en Ciudad Y?».

Rhea puso los ojos en blanco y dijo: «¿Por qué te sigue siempre? No creo que debieras haberte metido con él desde el principio». El hecho de que Hyatt fuera tan lejos como para trasladarse a otra escuela, después de que Erica se hubiera casado con un hombre en Ciudad Y, de hecho, parecía un signo de desesperación. Sus acciones eran como las de un lacayo que seguiría a su enamorada hasta el fin del mundo, pasara lo que pasara.

«Olvídalo. Ahora voy a buscar a Hyatt. Lo siento por él. No tiene amigos en esta ciudad. Le llevaré de compras», dijo Erica.

Rhea le recordó: «No olvides que ahora eres la Sra. Huo. Todo el mundo te conoce. Asegúrate de mantener una distancia prudencial con Hyatt porque no querrás que la gente vuelva a difundir rumores sobre ti.»

«¿Por qué iban a difundir rumores sobre mí? No les he hecho nada. Sólo estaban haciendo el ridículo».

«¡Señora, desde que se casó con Matthew, se convirtió en enemiga de las mujeres de todo el mundo que le quieren y le adoran! ¿Entiendes lo que intento decirte?»

Los labios de Erica se crisparon. «¿Tan grave es?»

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