Alquilando una mamá
Capítulo 54

Capítulo 54:

Después de asearse, todos bajaron a la sala a almorzar y, mientras comían, Anthony le explicó a Lucy que iban a llevarla a la casa de sus abuelos, por lo que la niña se puso muy contenta. Luego jugaron un rato en el jardín antes de que él llevara a su hija. Mientras tanto, Amanda se quedó preparando el bolso, se arregló y se quedó en la habitación pensando si faltaba algo más. Como ya estaba oscureciendo y Anthony no llegaba, Amanda bajó a esperarlo a la sala.

“Tardaste mucho. ¿Pasó algo?” le preguntó cuando llegó.

“Mis padres no dejaban de darme charla”.

“Ah, me alegro de que eso fuera todo” dijo aliviada.

“Ya le avisé a Dylan que no vas” agregó Anthony.

“¿Qué? ¿Por qué hiciste eso?” protestó ella.

“Porque era lo correcto”.

“Cielos, ¿Qué le dijiste?”

“Le dije que tenías una cita de última hora”.

“¿Se molestó?”

“¿Te preocupa lo que piense? Si quieres, puedes ir a verlo; no tienes que ir a la casa de Ken” comentó él mientras subía las escaleras”.

“No te pongas celoso. Es solo que me tomaste por sorpresa”.

“Te preocupas por su condición, así que, si te da lástima, ve a buscarlo” continuó él ya en la habitación. Amanda lo siguió y, como él se sentó en la cama para sacarse los zapatos, ella se sentó en su regazo y lo hizo levantar el rostro.

“Perdón, no quise molestarte, es que no quiero que se enoje conmigo. Quiero ir a divertirme contigo” se disculpó la joven.

“Está bien. Lo siento, me voy a dar una ducha”.

“¿Empacaste tus cosas?”

“No, lo arreglaré luego”.

“Junta lo que quieras y yo lo empacaré”.

“Bueno, gracias” respondió Anthony. Buscó lo que quería llevarse, una maleta y dejó todo sobre la cama para que ella guardara la ropa mientras iba al baño. Después de cenar, volvieron a subir”. ¿Tú ya tienes todo listo?”

“Sí”.

“Entonces llevaré todo al coche” avisó él.

Mientras tanto, Amanda llamó a Cindy para decirle que ya iban en camino, se despidió de Esther y fue al auto”.

“Hola” saludó Cindy cuando llegaron.

“Hola, amiga. Sube”.

“Buenas noches” le dijo a Anthony.

“Buenas noches” respondió él con cortesía.

“¿Llevarás ese bikini rosa, Amanda?” preguntó Cindy.

“Sí”.

“¡Será un éxito! Yo estoy tan enfadada con Ken que llevaré casi todos mis bikinis, allá decidiré cuál me pongo” se quejó la chica.

“¿Qué pasó?”

“Apenas tenemos una amistad con mucha confianza, por decirlo de alguna manera, pero él cree que puede darme órdenes y quiere controlarme” explicó.

“¿De qué se quejó?”

“De la fiesta, me exigió que usara pantalones cortos”.

“¿Y cuál es el problema?” Amanda no entendía.

“Ese no es el punto. La fiesta es en bikini, pero no quiere que la use”.

“No lo puedo creer”.

“Debe estar celoso. Dijo que mis trajes de baño son demasiado pequeños y que sus amigos son como perros rabiosos”.

“Y no mintió” intervino Anthony. “Ninguno es un santo”.

“¿Tú estás incluido? Me olvidé de que estaba con un amigo suyo aquí, no le diré nada más”.

“Bueno, Ken y yo somos los únicos rescatables. Son muy buenas personas, pero cuando se trata de mujeres, son realmente persistentes” explicó el hombre.

“No debes ser muy diferente, los conozco a todos” comentó Cindy.

“Son solo rumores”.

“Fue Ken quien me lo dijo.

“Ya me estoy arrepintiendo de haberlo defendido” lamentó él.

“Ja, ja. Son todos iguales”.

“Pero ¿Le harás caso?” Amanda volvió al tema.

“Nunca, mientras no tenga un anillo en el dedo, soy solo mía”.

“ Ja, ja. Eres terrible”.

“Ya sé cómo es, quiere que use pantalones, pero después mira a las demás”.

“Hombres” bufó su amiga.

Anthony conducía prestándole atención a la conversación y mirando a Amanda de vez en cuando.

“¿Y ustedes, todavía se están conociendo?” preguntó Cindy.

“Tu amiga es muy difícil” admitió él.

“¿Por qué?”

“Mientras más avanzo, más despacio quiere ir”.

“¿Se van a casar?”

“Quién sabe, tal vez”.

“Mientras seas un gallina, no lo apruebo”.

“Nunca fui un gallina”.

“Lo sé, no me engañas” reconoció la chica.

“Sí que estás loca” comentó él.

“¿Eso crees? No importa, soy feliz así”.

“¡Eres terrible!” bromeó Amanda.

“¿Compartirán habitación?” continuó su amiga.

“No había pensado en eso”.

“Peter ya debe haber elegido su lado de la cama. Ja, ja, ja” se burló.

“Ella va a dormir conmigo” afirmó Anthony.

“Ya veremos cuando lleguemos” concluyó la chica.

Luego se hizo un silencio en el que solo se oía el zumbido del coche. Cindy, frunció el ceño; Anthony le tomó la mano a Amanda y la miró serio; ella asintió, como para decirle que no se molestara. Por fin llegaron a la casa de Ken y todos bajaron del coche.

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