Alquilando una mamá
Capítulo 25

Capítulo 25:

Él se acercó a Amanda y ella lo tomó del rostro para darle un beso en el cachete. Sin embargo, él dio vuelta la cara de inmediato y empezó a besarla en serio. Ella se alejó al instante, por lo que él le sonrió sabiendo que se había sobrepasado.

“No pongas cara de asco, ¿Eh?” bromeó el chico.

“No deberías haber hecho eso”.

“No me pude resistir”. Se rio.

“Adiós, Dylan”.

“Adiós, hermosa. Nos vemos el próximo fin de semana”.

“Nos vemos”.

Al salir de allí, se encontró con Anthony en la puerta. Ambos vuelven a saludar a sus padres y suben al coche con la niña. El viaje transcurrió en silencio, pues Amanda estaba viendo un dibujito animado con Lucy. Anthony las miró por el espejo retrovisor, pero su enojo no paró de crecer con cada minuto que pasaba. De vez en cuando, respiraba hondo y largaba un suspiro, por lo que Amanda no entendía los cambios de humor de ese hombre. Cuando llegaron a la casa, la pequeña se había quedado dormida, pero Anthony la alzó antes de que Amanda tuviera la oportunidad y entró directo a la casa. La joven agarró el equipaje para llevarlo adentro. Mientras ella dejaba sus cosas en su habitación y se disponía a desempacar, su jefe entró con actitud prepotente”.

“¿Por qué hiciste eso?” exigió el hombre.

“¿Qué?”

“No te hagas la tonta. Vi el beso”.

“No se suponía que fuera un beso”.

“Pero tenías intenciones de acercarte” acusó.

“Estoy soltera, ¿Entiendes eso? Él también, y no veo nada de malo con ser su amiga. Es una buena persona y nadie murió por un beso. Iba a darle uno en la mejilla, pero él se volteó y empezó a besarme. Si de verdad viste lo que dices, también te habrás dado cuenta de que lo empujé”.

“Entonces él puede besarte. Pero cuando soy yo, dices que fue un error”.

“No ves la diferencia, ¿No?” Le dedicó una mirada incrédula.

“No, no veo nada más aparte de que me rechazaron por primera vez”.

“¿Es eso lo que te molesta?”

“No, Amanda. Se masajeó la sien. Ella no lo entendía.

“Eres mi jefe. Dejaste muy claro en el contrato que no podemos involucrarnos. Si estamos juntos una vez, no será solo una. Me rehúso a salir lastimada y no estoy lista para estar con nadie. En este juego, uno siempre sale jodido. Besé a Dylan, pero él no vive conmigo, ni tampoco vamos a vernos todos los días y, tal vez, ni siquiera nos volvamos a ver”.

“No te voy a pedir una cita” dijo con tono petulante.

“Ya sé. Pero igual puede gustarnos y terminar acostumbrándonos. Puede generar un sentimiento y, si no estás dispuesto a lidiar con eso, lo siento, pero yo no soy así. No puedo estar con una persona varias veces y no sentir nada a largo plazo”.

“Está bien. Olvídalo” respondió él, enfadado”.

“Tú también olvídalo” replicó ella.

En cuanto Anthony salió de la habitación, Amanda se sentó sobre la cama, muy confundida. A pesar de que la cabeza le daba miles de vueltas, siguió desempacando sus cosas para distraerse. Luego, bajó a la sala para llevar la ropa sucia al lavadero, pero, en el camino, vio a su jefe arreglado con traje como si estuviera listo para salir, así que supuso que no iba a volver esa noche. La joven volvió a su cuarto y se acostó a dormir una siesta.

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