Alquilando una mamá
Capítulo 248 (FIN)

Capítulo 248 (FIN): 

Pasaron una noche maravillosa. Disfrutaron de una cena deliciosa preparada por un chef y todos se quedaron hasta tarde. Como vivían cerca, Cindy y Anthony fueron los últimos en marcharse.

Amanda puso a los niños a dormir, se duchó y se acostó. Anthony ya estaba en la cama e intentó abrazarla por la espalda, pero ella se volteó hacia él, lo besó con cariño, pasándole las manos por el pecho, y bajó una mano lentamente hasta su entrepierna. Anthony tomó su mano y detuvo el beso.

“No hagas eso. Si no podemos hacer nada, entonces no me provoques, porque ya estoy excitado”.

“Aún no podemos tener se%o, pero puedo hacer otra cosa”.

“¿Qué cosa?”

“Esto”.

Amanda volvió a besarlo en los labios y comenzó a besarle el cuello. Anthony estaba como loco e intentaba aferrarse a la cama. Amanda continuó besando su pecho hasta llegar al abdomen y Anthony comprendió a qué se refería. Ella le bajó los pantalones de chándal junto con la ropa interior y, mientras sostenía su mi%mbro, lo lamió sin apartar la mirada de de su rostro. Él, que llevaba días aguantándose las ganas, se volvió loco cuando Amanda se llevó su mi%mbro a la boca y comenzó a ir y venir con la lengua mientras succionaba.

Dejó escapar unos gem!dos roncos que solo lograron que Amanda se excitara aún más y aumentara la velocidad. La lujuria lo inundaba y Amanda succionaba y se movía cada vez más rápido, lo cual lo volvía loco. Ella no se detenía ni un segundo y tampoco le quitaba la mano de los t%stículos. Anthony no pudo aguantar mucho más y acabó en su boca.

De pronto, Amanda vio por el monitor de bebé que Raika se movía y oyó un grito. Le dio a Anthony un último beso y se fue a la habitación a ver a la bebé. Él se relajó en la cama. Luego de unos minutos, ella regresó, se acostó a su lado y lo abrazo.

“Te quiero” le dijo él.

“¿Ayudó un poco?”

“Solamente aumentó mis ganas de tenerte”.

“Debes esperar un poco más” dijo ella riendo.

“Aprovechemos para dormir, porque los bebés volverán a despertarse pronto”.

“Está bien. Te amo, princesa”.

“Te amo más”.

Amanda lo besó y se quedó dormida. Los bebés la despertaron dos veces durante la noche y Anthony se levantó con ella para ayudarla. Lucy también se despertó durante la noche porque había tenido una pesadilla y se acostó en la cama con ellos.

Unas semanas después, Amanda finalmente ya estaba libre del posparto y Anthony estaba muy feliz. Cindy había arreglado para salir con Amanda, así que Anthony debía quedarse en casa con los niños. Fueron a un restaurante para estar tranquilas porque Cindy necesitaba que su amiga la ayudara con un problema.

“Tú puedes, amiga” la alentó Amanda.

“Tengo miedo” dijo Cindy.

“Lo sé, pero intenta mantener la calma. Ya no hay vuelta atrás”.

“Cielos”.

Cindy entró al baño del restaurante. Hacía un par de días que se sentía mal y tenía la sospecha de que estaba embarazada otra vez. Se hizo la prueba, salió y se la entregó a Amanda para que fuera ella quien viera el resultado. Minutos después, la prueba dio positivo y confirmó que Cindy estaba embarazada.

La noticia hizo que estuviera a punto de desmayarse, pero Amanda la abrazó y la ayudó a calmarse. Amanda también quería hacerse una prueba, así que aprovechó el momento y a los pocos minutos también confirmó que estaba embarazada. Ninguna de las dos podía creerlo; lloraron, se abrazaron, ordenaron varios postres y los comieron mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas. Las personas a su alrededor las miraban sin entender lo que ocurría. Parecían adolescentes con síndrome premenstrual.

Luego de aceptar la situación, Cindy se secó las lágrimas, miró a Amanda con determinación y dijo: “No quedamos embarazadas solas, así que tampoco sufriremos solas. A ellos les encantará la noticia; vamos a sorprenderlos”.

“Tienes razón”.

“Hagámoslo durante una cena juntos”.

“De acuerdo”.

Se quedaron en el restaurante un rato mientras debatían qué hacer. A última hora de la tarde llegaron a sus casas, invitaron a sus esposos a cenar y ambos aceptaron. Mientras los hombres se preparaban, ellas aprovecharon para sacarse leche para que los bebés tomaran más tarde y también para bañarse y vestirse.

Una vez en el restaurante, el mesero les llevó la entrada y luego el plato principal. Comieron, disfrutaron de la cena y, aunque estaban extrañados con la situación, ninguno de los hombres comentó nada al respecto.

Cuando terminaron de cenar, Cindy y Amanda le entregaron a cada uno una caja y, al abrirla, ambos comenzaron a llorar. Ellas también se emocionaron y los hombres se pusieron en pie y fueron a abrazarlas muy conmovidos, pero la emoción los desbordó y comenzaron a saltar por el restaurante y a gritar que serían padres nuevamente, mientras las chicas se quedaban sentadas muriéndose de la vergüenza. Todos los allí presentes comenzaron a aplaudir y, al darse cuenta de quiénes eran (ya que eran muy conocidos en el mundo de los negocios) comenzaron a tomar fotos y grabar videos de ellos celebrando. Ken tomó un micrófono y le dedicó unas palabras a Cindy. Cuando terminó, Anthony hizo lo mismo con Amanda. Las chicas no sabían si avergonzarse o celebrar, pero no tuvieron tiempo de decidir porque los muchachos las llevaron al centro del salón y celebraron bailando.

Todo marchaba a la perfección en sus vidas: las familias eran felices y gozaban de buena salud, el negocio iba bien y había otro niño más en camino, por lo que estaban aún más felices. Las familias de ambos se llevaban bien y los padres de Amanda iban a ir a quedarse unos días con ellos ya que les gustaba disfrutar de la naturaleza y el aire libre.

Elsa seguía trabajando como encargada de la limpieza y todos los días juraba venganza, pero no sabía ni por dónde comenzar a vengarse. Amanda seguía trabajando en el hospital, aunque el nuevo embarazo la obligaba a replantearse su situación laboral ya que debería faltar demasiado.

Los demás delitos de Ruby fueron descubiertos y eso hizo que siguiera presa por mucho tiempo. Como Elsa seguía trabajando en la empresa, Amanda la tomó como secretaria y constantemente le pedía que le haga informes, lo cual la cansaba mucho.

Meses después, Amanda dio a luz a un niño hermoso al que llamaron Apolo. Anthony no daba más de la felicidad: los gemelos eran muy inteligentes y estaban cerca de cumplir un año e Lucy era cada día más unida a ellos. Los bebés ya caminaban y no se callaban ni un segundo; Anthony siempre jugaba con ellos y ellos festejaban. Lucy estaba de vacaciones y se estaba divirtiendo mucho. La familia era sumamente feliz.

Cindy dio a luz mellizos. No había querido que le dijeran el se%o del bebé para que fuera una sorpresa, pero se llevó una sorpresa aún más grande cuando en el parto tuvo dos niños. El segundo bebé no había salido en la ecografía. Los dos hermosos niños, Anthony y Nicolás, compartieron la misma placenta.

Cindy estaba en su mejor momento: Anna crecía muy bien y saludable y ahora había tenido a dos angelitos que la harían aún más feliz. Ken no había querido involucrarse, así que se había quedado en casa cuidando a los niños y jugando con ellos.

Las chicas habían pensado que estos embarazos inesperados pondrían sus vidas de cabeza, pero todo salió bien y trajeron una alegría inmensa a las familias. Ambas llegaron a sus respectivos partos sin ningún problema y ahora era el momento de cuidar de sus bebés recién nacidos.

Para salir un poco de la rutina, las dos familias programaron un viaje a Suecia. Cindy estaba muy emocionada. Luego de mucho insistir, todos accedieron a ir y a quedarse en la casa de los padres de Amanda.

Y así vivieron, rodeados de mucho amor y felicidad luego de haber atravesado tantas tormentas. Encontraron la felicidad, se aferraron a ella con todas sus fuerzas y ya nunca más la dejaron ir.

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FIN

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