Alquilando una mamá
Capítulo 191

Capítulo 191:

Se fue y ella se quedó en la habitación. Había notado su molestia, pero pronto se le iba a pasar. Bajó a la sala y se quedó en el sofá; luego comenzó a arreglarse el cabello. Sabrina ya había terminado, faltaban Cindy e Lucy.

Les entregaron los vestidos, Amanda se probó el suyo y le hicieron algunos ajustes. La niña no quería quitarse el vestido, pero después de mucho insistir, aceptó. Al rato llegó la familia de Amanda y les presentó a todos a los padres de Anthony y a Cindy.

“Amiga, te extrañé” dijo Chelsea.

“No puedo creer que mi mejor amiga se case hoy”.

“Me alegra que estés aquí, es muy importante para mí”.

“¿Qué?” preguntó Cindy.

“Cielos”.

“¿Esta quién es?” dijo Chelsea.

“Esta es Cindy” la presentó Amanda.

“¿Recuerdas que te dije que hice una amiga aquí?”

“Así que esta es”.

“Mira, ya estoy quedando en segundo plano” se quejó Cindy.

“Tranquila. Ella es Chelsea, es mi amiga desde la escuela primaria. Chelsea, ella es Cindy, mi amiga desde que llegué, me ayuda en todo”.

“Mucho gusto” dijeron ambas con frialdad.

Conversaron y Amanda sintió que iba a desatarse un gran lío. Miró a Sabrina, a Anthony y a Ken, preocupada.

“Amor, cálmate” dijo Ken.

“Chicas, no discutamos hoy” dijo Sabrina.

“Ustedes dos son amigas de Amanda y eso no es tema de discusión”.

“Soy la mejor amiga” soltó Chelsea.

“Yo soy la mejor amiga” respondió Cindy.

“¿Dónde estabas cuando ella estaba aquí?”

“¿Estás loca? No pude estar con ella”.

“Soy su mejor amiga. Acéptalo, dolerá menos”.

“Amor, deja eso” intervino Murilo.

“Amanda siempre será tu amiga”.

“¿Estás escuchando lo que dice este?”

“¿Qué dices?” Cindy estaba enfurecida.

“¡Basta!” gritó Amanda.

“Soy amiga de ambas, tengo a ambas como mejores amigas, ninguna es mejor que la otra, ambas ocupan el mismo lugar en mi vida. Si es para pelear, pues váyanse de aquí. Creo que se les olvidó que me tengo que casar hoy”.

“Lo siento, tienes razón” se disculpó Cindy.

“Lo siento” agregó Chelsea.

“Esther, ¿Les enseñas las habitaciones?”

“Claro, vengan conmigo”.

Subieron, pero sus padres se quedaron en la sala.

“¿Estás tensa?” preguntó Teresa.

“Estoy nerviosa, muy nerviosa”.

“Te traeré un tranquilizante” propuso Sabrina.

“Gracias”.

“Yo creo que ya te imaginaste que sería así, ¿No?” bromeó Daniel.

“Sí, si eso fuera todo, no sería tan malo”.

“Cariño, todo está bien” la tranquilizó Teresa.

“Solo preocúpate por ti, por lucir hermosa”.

“¿Cómo va la decoración?”

“Muy bien, el equipo es profesional”.

“Aquí tienes, cariño”. Sabrina le dio el tranquilizante”.

“Gracias”.

Se quedaron en la sala hablando de otros temas para distraer a Amanda mientras su madre y sus tías se peinaban. Sirvieron el almuerzo y se fueron a la mesa.

Luego de comer, Anthony se llevó algunas cosas al auto porque no iba a alistarse en la casa.

Cuando Amanda estaba en la habitación esperando a la maquilladora, entró Anthony y la abrazó por la espalda.

“¿Lista?”

“¿Ya?”

“Sí, es la una. A las seis te espero en el altar”.

“Seré la de blanco”.

“La más hermosa”.

“No puedo creer que ya haya llegado el día”.

“Dije que pasaría rápido. Relájate y ponte más hermosa de lo que ya eres”.

“Estoy tranquila”.

“Genial. Te quiero mucho, mucho, mucho. Eres la mujer de mi vida, lamento haberme enfadado contigo. Demos vuelta a esas páginas de peleas, discusiones, dudas, inseguridades. Empecemos una nueva página, un nuevo libro, con madurez y mente abierta. Vamos a ser felices, ¿De acuerdo?”

“Te prometo que trataré de ser mejor cada día, amarte y escucharte siempre”.

“Te amo, princesa. No te demores, ¿De acuerdo?”

“Las novias pueden llegar tarde”.

“Por el amor de Dios, no te demores ni un minuto”.

“¡Bueno, bueno!”

Se besaron con cariño. Alguien llamó a la puerta, pero no podían detenerse.

“Dejen la luna de miel para más tarde, ¿De acuerdo?” Sabrina abrió la puerta.

“Bien” dijo Anthony.

“Hijo, dile que se ponga lo que tiene en la maleta. Te di una pequeña ayuda”.

“Muchas gracias, mamá. Ya quiero que llegue la luna de miel. Hasta luego, amor. Llévamela a horario, mamá”.

“Llegará puntual, cariño”.

Les dio un beso a ambos y se fue.

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