Alquilando una mamá
Capítulo 187

Capítulo 187:

Anthony la vio asustada y le acarició el rostro, pidiéndole que respirara hondo”.

“Tranquila, ¿Sí? Estoy aquí a tu lado, está bien”.

“Quédate conmigo, no me sueltes la mano” le pidió Amanda.

“No te soltaré, estoy aquí”.

“¿Amanda?” preguntó Michael.

“¿Cómo es que ha vuelto?”

“Hijo de p%ta”. Daniel le dio un puñetazo”.

“Quiero saber qué pasa” exigió Elsa.

“¿Quién eres, Anthony?” preguntó Daniel.

“Con mucho honor, su yerno”.

“¿Qué?” preguntó Elsa.

“¿No recuerdas que dije que me iba a casar?”

“Sí, pero…”

“Vine a buscar a los padres de la novia”.

Elsa miró a sus padres, luego a su hermana, y rápidamente corrió hacia ella para intentar golpearla, pero Anthony se interpuso y la tomó por los brazos; la miró con tal frialdad que parecía una persona totalmente distinta, emanaba una oscuridad que la hizo estremecerse.

“Intenta ponerle un dedo encima a mi prometida y me aseguraré de cortártelo. Eres una de las personas más psicópatas que he conocido, y he conocido gente de todo tipo, pero me demostraste que, aparentemente, no sabía nada de la vida de todos modos. Ahora estás dentro de la empresa de tu hermana y ella es quien está a cargo. ¿Tus padres saben todo lo que hicieron tú y ese gusano, Elsa? ¿O debería llamarte Kate?”

Elsa estaba paralizada: Kate era su nombre de prostituta. Anthony la soltó, y Michael se le lanzó encima en un intento de golpearlo, pero el muchacho lo tomó por el brazo y lo golpeó hasta dejarle el rostro hinchado.

“Papá, es mentira, no le creas. Esta p$rra lo quiere usar, por favor, créeme”.

“¿Cómo puedes ser tan psicópata y hacer esta escena otra vez?” la enfrentó Amanda.

“¿Eres Elsa o Kate? Eres tan perversa que querías acostarte con mi prometido. Siempre quieres lo que es mío; quieres mi felicidad porque no puedes conseguir la tuya. Mereces quedarte sin nada, ni siquiera nuestra familia”.

“Cállate, estúpida, yo no me acosté con tu prometido, soy pura”.

“¿Por qué no te callas?” intervino Daniel.

“Eres mi mayor arrepentimiento. Ese día sentí mucho asco por Amanda, pero nada se compara con el asco que siento por ti. Te di todo, Elsa, te di todo lo que pediste y mucho más. Has elegido el camino equivocado y debes pagar las consecuencias”.

“¿Me echarás de la casa?”

“Dejaré que tu hermana decida”.

“¿Qué? ¿Cómo puedes creerle, papá? Ella lo arregló todo. Es una mentira”.

“Tú lo dijiste” dijo Teresa: “fueron tú y ese chico los que le tendieron una trampa. Dejaste de ser mi hija el día en que hiciste eso”.

“Mamá, perdóname”.

“Yo no soy a quien tienes que pedir perdón”.

“Pero…”

“No desperdicies saliva” la interrumpió Amanda.

“Nunca te perdonaré. No te arrepentiste, así que no me pidas perdón y guárdate tus historias”.

“¿Entonces, hija?”

“Ya no eres la presidente. Yo estoy a cargo aquí ahora; a partir de hoy, si quieres trabajar en esta empresa, serás criada de limpieza. Y es un puesto demasiado importante para ti. Ve buscando un lugar donde vivir porque ya no vivirás en la casa de mis padres, vete a la casa de tu perro. Tu cuenta bancaria está vacía, te cortaron la mesada, no tienes nada. Ya mandé a donar toda tu ropa, ahora te pondrás ropa nueva que mandaré a comprar. Tu perro ya no pisará este lugar. Si quieres sobrevivir, tendrás que hacer lo que yo te digo”.

“Eso es absurdo. No puedes hacer eso, eres una p$rra”.

“¿Crees que lo que hiciste estuvo bien? Qué absurdo. Me aseguraré de terminar con tu vida como tú lo hiciste con la mía”.

“Te voy a matar”.

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