Alquilando una mamá
Capítulo 177

Capítulo 177:

“Un día, estábamos en casa de un amigo en la playa y ella abrió su corazón y me contó su pasado. Había sido agraviada por su familia, negada, echada de la casa como si fuera basura porque había sido engañada por su hermana y por su exnovio”.

“¡Basta!” sentenció el hombre.

“No terminé” agregó Anthony.

“Siempre había hecho todo lo posible para enorgullecer a sus padres, hacía todo bien, seguía las reglas y era el ejemplo de la familia, pero, aunque era una hija perfecta, nadie le creyó. Yo me enamoré perdidamente de ella, es una mujer excepcional, una madre maravillosa, un ser humano lleno de luz, a pesar de que tiene un pasado difícil y con muchas decepciones.

Usted me preguntó por qué me quiero casar, esta es la respuesta: antes me casé con una mujer que tenía dinero, era hermosa, era perfecta ante mis ojos, pero no sirvió de nada porque me engañó. Después, me encontré con una mujer que no es del mismo nivel social que yo, pero que tiene todo lo que muchas por ahí no tienen.

Educaron bien a su hija. Amo a esta mujer, pero no crean que es por su cuerpo, pues nunca la toqué, ella sigue siendo un orgullo para sus padres, aunque no lo crean” afirmó.

“Será mía en cuerpo y alma el día de nuestra boda. Les dará nietos y los hará sentirse orgullosos. Si hubieran mirado dentro de su hija, habrían creído en ella, en su carácter. Ahora escuchen esto y respóndanme, ¿Por qué se avergüenzan de ella?”

A continuación, reprodujo el audio de la conversación que había tenido con Elsa.

A Teresa no le quedaban más lágrimas para llorar porque sabía que Amanda era todo lo que había dicho Anthony; miró a su hija llena de emoción, pero no se acercó.

Daniel, por su parte, se tragó sus palabras y escuchó el audio de principio a fin. Su esposa lloró mucho y él también empezó a lagrimear.

Amanda estaba tan conmovida que no dejaba de sollozar, Anthony la abrazó para consolarla, pero su madre pronto se levantó, fue hacia ella y la abrazó muy fuerte. La chica le correspondió con mucho anhelo y amor.

“Perdona, hija mía. Perdón, me arrepiento de haberte echado” se lamentó Teresa.

“Te amo mucho, mamá. Nunca hice nada malo, no hice nada que te pudiera causar dolor”.

“Hija mía, hija amada, perdóname, mi amor. Perdón” dijo su madre.

“Te perdono, eres mi madre, no te puedo guardar rencor”.

“Cariño, te quiero mucho”.

“Yo te amo más”.

Teresa se limpió las lágrimas y la besó en la frente. Amanda miró a su padre, que estaba de pie llorando y después se sentó junto a ella y se tapó el rostro con las manos. Su hija lo abrazó y lloró junto con él. Luego se acercó Teresa, se arrodilló y se unió al abrazo.

“Esto me da mucha vergüenza. No puedo pedirte perdón porque lo que te hice es imperdonable. Te hice mucho daño, hija mía” lamentó Daniel.

“Mi padre, mi querido padre. Los quiero mucho y no les guardo rencor. Me dolió mucho, sí, pero ustedes son mi familia, no puedo quedarme con esto para siempre” respondió Amanda.

“Estaba tan ciego, mi hija, ¿Cómo no iba a ver lo que te hicieron? Siempre fuiste mi orgullo, mi niña que siempre correteaba por la casa, hasta cuando eras grande. Eres tan hermosa, una mujer adulta, lo siento, hija mía” dijo, de rodillas a sus pies.

“Perdóname, no debí haberte hecho lo que hice. Lo siento”.

“Levántate, papá, no tienes que hacer esto, te perdono. Te amo mucho”.

“Te amo, hija mía. Lamento haber llegado a esto, a necesitar pruebas para creerte. No debí ser ese tipo de padre”.

“No te preocupes por eso. Eres el mejor padre, siempre has hecho todo por nosotros, siempre has cuidado de tu familia”.

“Mi niña…”

Se abrazaron por mucho tiempo. Anthony se emocionó, pero lo disimuló.

“Quiero su bendición para casarme, es muy importante para mí” suplicó Amanda.

“Ni siquiera tienes que preguntarlo, hija” afirmó Teresa.

“Tienes mi bendición” dijo Daniel. Mi niña está creciendo”.

“Sí. Me voy a casar, mamá” afirmó la chica, emocionada.

“Cariño, formarás una hermosa familia”.

“Los amo mucho”.

“También te amamos”.

“Nunca pensé que tu hermana pudiera ser una persona tan horrible. Te hizo esto y, además, se está prostituyendo” reflexionó Daniel.

“Lo lamento, papá”.

“Lo arreglare, no te preocupes”.

Los tres se abrazaron una vez más y permanecieron juntos.

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