Alquilando una mamá
Capítulo 171

Capítulo 171:

Llegó la cena y comieron, y la mujer bebió mucho. Cuando hubo finalizado, Anthony se despidió y accedió a llevarla al hotel. Al muchacho se le ocurrió una idea loca y arriesgada; hizo una llamada y la tomó del brazo cuando se iba”.

“¿Quieres ir a mi cuarto?” la invitó.

“Mira, el que no me prestaba atención ahora anda todo suelto”.

“Solo quiero terminar la noche con estilo”.

“¿No te vas a casar?”

“Una despedida de soltero, entonces”.

“¿Ah, sí?”

“No creo que te guste, disculpa las molestias”.

“Un momento, lindo. No dije que no”.

“¿Entonces qué dices?”

“Por supuesto que sí”.

Anthony sonrió, tomó su mano y subieron a la habitación. Elsa lo miraba mientras estaban en el ascensor. Al llegar, Anthony recibió un mensaje:

Está bien, en la mesa detrás de la botella, habitación 52.

Elsa entró a la habitación entusiasmada y se sentó en la cama mirándolo con el dedo en la boca.

“¿Quieres un trago?” invitó Anthony.

“Siempre”.

“Ya te lo llevo”.

Fue a la mesa y sirvió dos vasos de whisky, le puso una pastilla en el vaso y la movió con el dedo para disolverla.

“Ven aquí, empecemos tu despedida de soltero” dijo Elsa.

“Bebamos primero”. Anthony le dio el vaso.

“¿Qué tal si nos conocemos?”

“¿Quieres hablar ahora?”

“Solo mientras bebemos”.

“Bien. ¿Qué quieres saber?”

“¿De qué parte de Suecia eres?”

“De San Pablo. ¿Tú vives aquí?”

“No. En el país vecino”.

“Bien”.

“¿Tienes familia?”

“Sí, vivo con mis padres”.

“¿Hermanos?”

“No”.

“Yo tampoco”.

“Vamos…” comenzó a insistir Elsa.

“Termina de beber”.

Ella vació el vaso de un trago y Anthony dijo que iba a ir al baño. Allí respiró hondo mirándose al espejo y se armó de confianza; puso el celular a grabar y volvió a la cama. Elsa ya se había acostado. La píldora había hecho efecto, porque estaba relajada y somnolienta.

“¿No quieres más?” ofreció el muchacho.

“No me siento bien”.

“Sigue contándome sobre tu vida. Sé que tienes una hermana”.

“Esa idiota… lo mejor que hizo mi papá fue echarla. No sé ni dónde está”.

“¿Por qué la echó?”

“Perdió la v!rginidad. Fue mi culpa. Ese hijo de p%ta no sabe hacer las cosas bien”.

“¿Qué hiciste? Me encanta saber”.

“Tenía un novio que estaba muy bueno, pero no lo merecía, yo era quien lo merecía. Estábamos juntos mientras la tonta estudiaba. La drogué en una fiesta y él trató de embarazarla. Anthony, en el mundo de los negocios hay que ser muy inteligente y yo no iba a ser menos. Mi padre iba a dejarle la compañía, así que, por supuesto, yo tenía que ser más rápida”.

“¿Quedó embarazada?”

“No, la idiota tomó una medicina. Y aún así quería desenmascararme. Tergiversar la historia, como de costumbre; la tonta debe estar entregándose a cualquiera por ahí”.

“¿Solo trabajas en la empresa? Vi fotos tuyas en una página de internet”.

“¿Te gustaron? Trabajo en Fysexy; hago algunos obsequios para mis clientes. Es nuestro secreto, ¿De acuerdo? Esa idiota no merece ser feliz, yo soy la que tiene que ser más exitosa; soy más hermosa y merezco más”.

“Por supuesto, es nuestro secreto”.

“Me está dando sueño”.

“Duerme un poco, luego continuamos donde lo dejamos”.

“Está bien”.

Anthony tomó su vaso y salió de la habitación para guardar la grabación. Respirando hondo, fue al baño en su cuarto y, en la ducha, se frotó el cuerpo con asco.

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