Capítulo 1157:

Ahora que habían aclarado las cosas entre ellos, Anya respondió a su beso sin reservas.

Sin embargo, Phil terminó el beso teniendo en cuenta el estado de salud de Anya.

Phil estaba dispuesto a concederle a Anya un año para recuperarse, ya que el parto por cesárea mermó su salud. Si no se podía cuidar su salud, tendría que sufrir mucho físicamente. Por lo tanto, prefería contenerse.

Le importaba más la salud de Anya que satisfacer su impulso sexual.

Anya se recostó contra su cálido y amplio pecho, jugando con los botones de su camisa. «¿Por qué respondiste tan pronto? Creí que no tomarías una decisión hasta el día antes de mi regreso a Ustistán».

Podría quedarse en casa un mes como mínimo, y dos como máximo. Dado lo raro que Phil había actuado últimamente, ella pensó que Phil no daría su respuesta hasta el último día.

Realmente le sorprendió que él acudiera a ella poco después de que ella regresara a casa.

Lo había sobrestimado.

Phil la abrazó más fuerte y murmuró: «No quiero que lidies con esas cosas tú sola, y no quiero disgustarte de nuevo».

Phil sabía que Anya había vuelto para ocuparse de Luna y Gracie, le había ayudado mucho en secreto, pero seguía preocupado por ella.

Y lo más importante, no quería que ella esperara más tiempo con tristeza e infelicidad.

Había planeado darle su respuesta justo antes de que ella regresara a Ustistán, y dispuso que Gaven hiciera muchas cosas. Pero finalmente decidió hacer esas cosas él mismo en casa y responderle lo antes posible para que ella pudiera ser feliz aunque estuviera en casa.

Así que volvió.

Le pidió a Maisie que cuidara de su hija teniendo en cuenta su experiencia.

Definitivamente, Gaven no era la elección de Phil porque no tenía experiencia y era un hombre. Phil quería que su hija conociera la diferencia entre hombre y mujer, aunque fuera un bebé inocente.

Maisie llegó a Ustistan en cuanto supo que Phil planeaba arreglar las cosas con Anya; Ezra lo maldijo amargamente.

«¿Qué te pasa? ¿Por qué no le diste tu respuesta cuando aún estaba en Ustistán?».

«¿Por qué decides hacerlo cuando ella volvió a casa? Y ahora empiezas a molestar a mi mujer».

Estaba justificado que Ezra se enfadara porque Maisie y los demás corrían de un lado a otro entre Ustistán y Riverside City por lo sucedido entre Anya y Phil. Maisie era la niña de los ojos de Ezra, así que Phil podía sentir empatía por Ezra.

Phil dijo muy seriamente: «No volveré a hacerlo».

Phil y Anya decidieron llevarse bien y vivir felices como una familia sin ningún sufrimiento.

«¿Qué tal si te lavas arriba? He pedido comida». Phil ordenó a Anya en sus brazos.

«No, necesito que me abraces arriba». Anya tarareó.

«Bien.» Phil reprimió su sonrisa y la cogió por la cintura, entonces recordó los viejos tiempos cuando coqueteaba con ella en la cama.

Ella solía escaparse de él, pero Phil podía arrastrarla de vuelta con sus largos brazos.

A veces ella corría a propósito para enfadarlo.

Terminaron de lavarse. Anya se puso el vestido de casa y bajó las escaleras mientras Phil colocaba todos los platos que había pedido en la mesa, haciéndole señas para que comiera.

Pero en cuanto cogió el tenedor, sonó su teléfono.

Miró el número y soltó una carcajada.

El número pertenecía a su horrible padre biológico. Le resultaba fácil saber que Morgan había venido a acusarla por Gracie.

Tal vez fuera porque Morgan hacía tiempo que se había desenamorado de Lorie que Anya, la hija de ambos, no le caía nada bien.

Anya aún recordaba que lo encontró en casa de Luna cuando se enteró de que había engañado a su madre y quiso interrogarlo.

Morgan y los demás obviamente no la recibieron bien, y su hijo incluso la empujó, diciendo que era una mala mujer que había intentado robarle a su padre.

Su hijo tenía doce o trece años, pero era más alto y mucho más gordo que Anya. Así que empujó a Anya y ésta se tambaleó hacia atrás, casi tirada al suelo.

Pero Morgan se quedó parado aunque era su padre biológico.

Es más, Morgan la abofeteó cuando ella lo acusó de desagradecido.

Nunca olvidaría aquella bofetada humillante que redujo a cenizas el afecto que le quedaba por él. Anya juró que nunca lo perdonaría.

Lo odiaba a él y a todos los de su nueva familia.

Por eso cogió un cuchillo para llegar hasta ellos cuando Lorie sufrió un accidente de coche.

Afortunadamente, Phil evitó que cometiera un error mortal.

Pero hasta ahora ella seguía odiándolo.

Por eso se burló de la llamada telefónica que le hizo.

Sin embargo, contestó. Pero lo que vino del otro lado no fue más que su acusación. «Anya, ¿qué estás haciendo? ¿Estás tratando de destruir a Gracie?» «¿Sabes lo miserables que somos en el extranjero? ¿Sabes cuántos esfuerzos ha pagado Gracie para progresar un poco? ¿Cómo puedes ser tan maliciosa para destruir su carrera justo después de volver a casa?»

Morgan nunca se disculpó con Anya desde que engañó a su madre, pero ahora acusaba a Anya de destruir la carrera de Gracie y se desentendía de sus malas acciones.

¿No podía pensar él mismo en la razón por un tiempo?

Y Anya creía que él sabía que el accidente de coche había sido tramado por Luna.

¿Cómo podía ser tan insensible de echarle la culpa de todo a ella en vez de reflexionar sobre sí mismo?

Anya se rió con rabia.

Luego lo ridiculizó: «Mi querido padre, hacer cosas malas no es tu privilegio, ¿verdad?».

«A mi madre casi la mata Luna. ¿Por qué no podría yo hacerle algo malo a Gracie?».

La voz relajada de Anya hizo que Morgan se pusiera por las nubes.

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